No digo que sea temido por algo malo, no. Lo digo porque es un día donde mucho tráfico recorre la carretera que cruza Anapoima, regresando de diversos lugares del suroccidente del país, llámense Girardot, Ibagué, Neiva, Melgar, Espinal y otros etcéteras de la geografía del Alto Magdalena; quizá también del Valle y del Cauca.
Esta carretera se satura de forma increíble, cosa que ni siquiera la mal llamada "doble calzada" por Silvania ha podido aliviar y, aparte de eso, nuestras carreteras alternas no son dignas para que se llamen así, por muchos motivos.
Muchos Domingos de Resurrección he vivido en mi actividad, y en todos, he tenido que afrontar varios inconvenientes, en parte por las medidas arbitrarias y anticonstitucionales que ejercen las autoridades de tránsito y en otro, algunos errores en el manejo de los despachos y de los trayectos que deben tomar los móviles del servicio público.
Este año, aunque se preveían algunos problemas gracias al inicio de las obras del Tercer Carril, todo fue mejor, pese a algunos inconvenientes en el trayecto entre Anapoima y La Mesa. El servicio público hacia Bogotá se prestó sin problemas mayores, aunque, insisto, se debe mejorar el asunto del despacho desde Bogotá.
Y este "domingo temido", finalizó temprano, sobre las siete, donde el tráfico se mermó lo suficiente como para dar un parte de tranquilidad. La movilización del día anterior ayudó bastante, y bueno, año tras año ese día mejora.
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