He visto a muchas personas adornando sus pieles con textos de alta caligrafía, dibujos de varios motivos y tamaños y otra suerte de mamarrachos hechos con tinta de todos los colores posibles y sin preguntar demasiado dónde se hicieron. Esas cosas, se llaman tatuajes.
Desde hace mucho tiempo, las civilizaciones utilizaban el tatuaje como una forma de identificarse a sí mismas. Para la guerra, para la espiritualidad, para la jerarquía, para lo que fuera. Hasta los nazis tatuaban a sus prisioneros para identificarlos. Eso concluye que el tatuaje no es una moda setentera ni actual, es una costumbre que viene desde la misma prehistoria.
Honestamente, no me agradan los tatuajes. Me parecen una moda arriesgada y una decisión que cuyo arrepentimiento cuesta sangre. Un tatuaje mal hecho puede causar una enfermedad muy grave. La ausencia del motivo que decidió la hechura de ese tatuaje plantea su remoción y es bastante costosa. Y sé del dolor tan atroz que causa el proceso de remoción, hagan de cuenta como si le pasaran lija a la piel.
Sé que hay unos motivos inspiradores, llámense dragones, caracteres chinos, frases motivantes, aves fénix y así. Por ahí podría hacer algo, pero insisto, no. Veo, con mayor notoriedad, tatuajes con nombres como motivo, en especial de amores del momento, ¿cuando se termine ese amor qué se hace? Insisto, ese arrepentimiento cuesta sangre. Ah, y me causa mucho dolor de ojos ver mensajes con una ortografía horrorosa, ¿dónde quedó el poco conocimiento del idioma que se enseñó en un colegio?
Alguna vez, en mi infancia, usé esos tatuajes temporales que se removían al poco tiempo o con agua y jabón, con motivos de dibujos animados. Recuerdo mucho unos con motivos de los Gnomos que venían en unas gomitas, para evitar problemas en la casa, los pegábamos a los cuadernos con una infalible técnica de bolígrafo y en muchas ocasiones nos quedaban perfectos. Crecí, y cuando tenía oportunidad de usarlos, me dí cuenta que se ensuciaban fácilmente y no quedaba de otra que lavar para removerlos.
No pienso hacerme nunca un tatuaje. Si los tuviese, mis cicatrices y mis lunares -extraídos hace algunos años- hacen por ellos, pero esos ya son otra historia. No arriesgaré mi salud de semejante forma. Ni siquiera tengo la apariencia física para lucir uno. Respeto a los que se han puesto uno, seguiré respetando a los que desean tatuarse algo, no los criticaré si se arrepienten. En fin...
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