"No se monta la bestia antes de ensillarla".
Así de sencillo. Con esa frase puedo resumir buena parte de mi filosofía de vida.
Y quizá sea una de las razones por las que prefiero ser muy cauto y demasiado preciso para elegir algo que pueda cambiar mi futuro.
La seguiré aplicando, por los siglos de los siglos.
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