jueves, 28 de marzo de 2019

Dieciocho: "¿Dónde estarás, cariño mío?"

Ricchi e Poveri, que en italiano significa "ricos y pobres", es un grupo italiano formado en Génova en 1967.  Creado inicialmente como un cuarteto, se convirtió en trío tras la salida de Marina Occhiena y desde el 2016, se transformó en dueto gracias a la salida de Franco Gatti, quien alegó su avanzada edad y la consecuente incapacidad para mantener el ritmo de las presentaciones del grupo.

De grata recordación en América Latina, especialmente en México, se convirtieron en uno de los grupos con mayores ventas de sus producciones en su país natal, llegando a la suma de veintidós millones de copias, además participando habitualmente en el Festival de San Remo y en una edición de Eurovisión, la de 1978.  Actualmente, el dueto aún goza de reconocimiento en Europa, donde ofrecen diversas giras de nostalgia y sus éxitos aún suenan en las emisoras románticas de América Latina.

El exitazo que compartiré a continuación, fue lanzado dentro del disco "E penso a te" en 1981, cuyas versiones en español y en búlgaro fueron lanzadas durante el año siguiente, junto al mayor éxito de la agrupación, denominado "Será porque te amo".  "Come vorrei" o "¿Dónde estarás?", es una alegoría a un amor que se ha alejado, y como anécdota, es una de las primeras canciones románticas de las que tengo memoria, cuando existía Cerros Stereo, propiedad de RCN.

¡A disfrutar este hermosísimo tema!







"Ci sono giorni in cui non dormo e penso a te,
sto chiuso in casa col silenzio per amico,
mentre la neve dietro ai vetri scende giù,
ti aspetto qui vicino al fuoco".

"In questo inverno c'è qualcosa che non va,
non è natale da una volta nella vita,
eppure è stato solamente un anno fa,
speriamo che non sia finita".

"Come vorrei, come vorrei, amore mio!
Come vorrei, che tu mi amassi, a modo mio!
Che questa sera troppo triste troppo uguale,
non fosse più senza di te".

"Come vorrei, come vorrei, amore mio!
Come vorrei, che questo amore, che va via!
Non si sciogliesse come la neve al sole,
senza parole".

"Dovrei capirti quando vedo che vai via,
e non amarti quando non vuoi farti amare,
senza cadere in una nuova gelosia,
che solo tu mi fai provare".

"Come vorrei, come vorrei, amore mio!
Come vorrei, che tu mi amassi, a modo mio!
Che questa sera troppo triste troppo uguale,
non fosse più senza di te".

"Come vorrei, come vorrei, amore mio!
Come vorrei, che questo amore, che va via!
Non si sciogliesse come la neve al sole,
senza parole".

"E questa volta un altra donna non verrà,
a cancellare la tua impronta sul cuscino,
anche alla luna gliel'ho chiesto e non ci sta,
non vuole più starmi vicino".



"Son tantos días que no duermo y pienso en ti,
preso en mi casa y en silencio por amigo,
mientras el viento va llamando en el cristal,
te espero aquí, vuelve conmigo".

"En nuestra historia hay algo que no marcha bien,
no es la primera discusión de nuestra vida,
pero aquí espero a que regrese nuestro tren,
ven pronto, ven nube perdida".

"¿Dónde estarás, donde estarás, cariño mío?
¿Dónde estarás, verano ardiente, invierno frío?
Aunque los días sean tristes y aburridos,
no sé qué hacer si no estas tú".

"¿Dónde estarás, donde estarás, cariño mío?
¿Dónde estarás, noche tras noche, día a día?
Como la nieve espera el sol de primavera,
mi amor te espera".

"Y mientras tanto, ¿dónde estás, por qué te escondes?
Aquí te espero con el sol en la ventana,
donde se duermen tus caricias y mi nombre,
tu manantial de donde emana".

"¿Dónde estarás, donde estarás, cariño mío?
¿Dónde estarás, verano ardiente, invierno frío?
Aunque los días sean tristes y aburridos,
no sé qué hacer si no estas tú".

"¿Dónde estarás, donde estarás, cariño mío?
¿Dónde estarás, noche tras noche, día a día?
Como la nieve espera el sol de primavera,
mi amor te espera".

"Y te prometo que esta vez no habrá mujer,
para borrar tus propias huellas de mi almohada,
busco la luna y no la veo aparecer,
porque sin ti la luna es nada..."


lunes, 18 de marzo de 2019

Veintiocho: A cuatro semanas.

Hoy solo puedo decir que lamento haberme equivocado contigo...

Y sí, solo deseo que hoy seas feliz como siempre lo has deseado.

domingo, 17 de marzo de 2019

Veintinueve: La esperanza de la superación.

Había decidido, por temas económicos, no viajar con frecuencia desde mi sitio de trabajo hasta Bogotá o hasta mi casa, considerando además lo de la maestría.  Y por esa última razón, quizá pensando en no quedarme encerrado en mi cuarto por demasiado tiempo, decidí también apuntarme para conformar el grupo docente que trabajaría con los adultos.

Aquí, por las dificultades de la distancia entre el colegio y las veredas, no es posible conformar grupos nocturnos, como en Anapoima.  Tampoco se puede los sábados, pues es el día de mercado en el casco urbano y muchos deciden desplazarse como mínimo, hasta el caserío para realizar sus compras.  Dadas las circunstancias, en estas montañas se estudia los domingos.

Hay un grupo muy pequeño, pero dispuesto a quebrantar las barreras que les ha impuesto la sociedad al marginarlos por no poder estudiar como lo hubiesen deseado en su juventud.  Hace dos semanas, se iniciaron las clases con un impresionante frío que no impidió que el grupo se presentara a las ocho de la mañana para continuar con su formación.  Hoy, el clima fue más benévolo, siendo un presagio para lo que se viene en cuanto a las temporadas, pero tampoco fue impedimento para que buena parte del grupo cumpliera con su deber.

Siento que es más fácil trabajar con ellos que con los jóvenes de la modalidad tradicional.  Son más dispuestos, son más receptivos, son más considerados con la labor, y algunos -debería decir, algunas- miran con buenos ojos el conocimiento práctico que les puedo transmitir.  No puedo trabajar con ellos tanto contenido teórico que se puede diluir con el tiempo, y eso también lo aplico con los jóvenes.  Quiero que aprendan a digitar con propiedad y que siempre que necesiten redactar una carta, no se desesperen ni pagar a otras personas para que les hagan tales tareas.

Así, se eliminan las barreras que separan a la pobreza de muchas comunidades del conocimiento que muchos poseen y ostentan como si fueran tesoros intocables.  Esa es la esperanza de todos, mi esperanza, que esta sociedad donde me he vinculado pueda ser mejor cada día y pueda salir del ostracismo en el que la han ubicado los líderes políticos y sus propias carencias.

sábado, 16 de marzo de 2019

Treinta: Herencia somnífera.

Don Norman, siempre que venía a casa, pasaba casi todo el día durmiendo, olvidándose de todo lo que lo rodea e inclusive, del mundo mismo.  Yo, el mayor de sus dos hijos varones, de alguna forma, le heredé de cierta forma el dormir por bastante tiempo.

No sé si tenga alguna condición fisiológica que facilite esto, pero cuando quiero dormir, duermo, y no puedo hacerlo por poco tiempo.  Necesito muchas horas para dormir.  Me canso con alguna facilidad -y eso que hago todo lo posible por resistir sin quejarme- y en ocasiones, ciertas situaciones que me estresan demasiado, me obligan a guardar algo de reposo.

Esta semana, como lo había contado, fue difícil.  Hoy tuve el momento perfecto para dormir hasta donde los pendientes dejaran.  Muchas horas, por supuesto.  Hasta pasado el mediodía dormí.  Escuché a ratos el Clásico Antioqueño y me fui a intentar arreglar un portátil que me sacó canas verdes.  De resto, solo ver y sentir cómo el frío y la lluvia eran las perfectas acompañantes de este día.

Esta curiosidad fisiológica es otra gran herencia familiar, pero podría costarme algún problema de salud y por lo pronto, debo ver cómo el conocimiento médico me orienta en situaciones como esta.  De todas formas, ¡qué legado me han dejado al gustarme dormir! 

viernes, 15 de marzo de 2019

Treinta y uno: A un mes.

Hoy quería viajar.  Decidí que no lo haría, sino hasta el próximo viernes.

Más que nunca, extraño mi casa.  Hace casi mes y medio que no viajo hasta allá.  La distancia desde este sitio y mi tierra hacen imposible el viajar cada semana.

El próximo fin de semana es de fiesta en Anapoima y el artista que me interesaba observar -Orlando "Cholo" Valderrama- se presentará el día en el cual estaré viajando.  No alcanzo a llegar, por supuesto.  Igual, el sábado espero estar desde temprano, arreglando asuntos, visitando familiares y disfrutar un poco de las fiestas, pero sin excederme.

Necesito ese respiro, esta semana fue inmunda, una reverenda y completa porquería.  Quiero olvidarla.  Consideré dejar este puesto de inmediato.  Pero, existe una pequeña motivación, y precisamente, este domingo la tendré.

Por ahora, sigo con la cuenta regresiva.  Hoy inicié un descanso merecido para cortar de tajo el estrés.  ¿Tendré algún regalo?  Eso espero.


jueves, 14 de marzo de 2019

Treinta y dos: Un día sin redes sociales.

Durante el día de hoy, las redes sociales de propiedad del señor Mark Zuckerberg -Facebook, WhatsApp e Instagram- sufrieron una caída a nivel mundial, y por supuesto, muchas personas que dependen en exceso de ellas sintieron algo muy parecido a un síndrome de abstinencia.  Otros tantos, asumieron tal impase con serenidad y continuaron con sus vidas normales.

Por mi parte, debía entregar un trabajo muy denso de mi maestría, y como en ocasiones no entendía, me refugiaba a ratos en otras actividades.  Pude, aunque sufrí.  Pero hoy, este día que se acaba, fue distinto para todos, quizá anormal.  ¿Fue más productivo?  Quizá también.

Hoy seguí aprendiendo a no depender tanto de las redes sociales.  Lo necesito.  Mis deberes lo exigen y debo ser correspondiente.  Debo mantenerme en esa exigencia de quitarle la dependencia tecnológica a mis estudiantes.  Y bueno...  Este sitio donde me encuentro me pide de vez en cuando disfrutarlo.

miércoles, 13 de marzo de 2019

Treinta y tres: El camino que se recupera.

Sin afirmar necesariamente que me encontré con un golpe de suerte, me he aventurado en una carrera académica que podría cambiar un poco mi vida, y que a su vez, me permitirá recuperar algo del tiempo que perdí tratando de encontrarle un rumbo a mi existencia.  Saltar una etapa que se consideraba necesaria dentro de la escala de formación académica que existe en este país, ¿...es correcto?  Considero que lo es.

Cierto es, en este momento, que debo esforzarme más de lo necesario y compaginar las obligaciones y deberes propias de mi trabajo con esta maestría.  Encontré la que deseaba y como la podía cursar y aparte de ese esfuerzo, el bolsillo debe resistir.  El no poder cumplir mis anhelos de vida a la edad donde los deseaba, ha facilitado un poco las cosas, y la logística que poseo a mi disposición, es perfecta para cumplir con esos estudios.

Si no me dejo vencer por los obstáculos, en dos años podré celebrar algo que merezco desde hace más de diez.  ¿Podré?  Por supuesto que sí.  Desde lejos, los pocos que guardan algo de simpatía y respeto por este servidor lo piden con todo el corazón.  A esta hora, he entregado un trabajo muy importante y estos contenidos, a pesar de ser muy densos, son necesarios...  ¿Alguien dijo que el que quiere marrones aguanta tirones?

martes, 12 de marzo de 2019

Treinta y cuatro: Los tiempos cambian...

No soy de ese tipo de personas que cree en los cambios a través del tiempo, en especial, los cambios de los conceptos que denominamos "principios".  Hoy, un grupo con el cual trabajo no quiso obedecer una orden tan sencilla como apagar un parlante de esos chinos que funcionan con Bluetooth y como no me gusta desquitarme de buenas a primeras, abandoné la clase.

Me enferma, me entristece y me decepciona que no sigan una instrucción tan sencilla como guardar por dos horas un elemento de esos y disponerse de manera atenta a lo que se trata de enseñar en las clases, como lo aprendí hace veinticinco, veinte y aún menos años.  Esta juventud de hoy, anda más pendiente del teléfono móvil, de los últimos éxitos de ese género musical poco edificante y de las últimas tendencias de la moda, en vez de disponerse para superarse día tras día, para mejorar su entorno y para que en otros lados no digan que son unos montañeros o unos iletrados de vereda.

Al llegar a esta etapa que vivo y trato de disfrutar, me mentalicé esto, que debo transmitir las lecciones de vida que me dieron en mi colegio durante seis largos años, y que no debo permitir que esta generación salga inútil, mediocre e irresponsable como se ha permitido por casi veinte años en la educación pública de nuestro país.  No me gusta la irresponsabilidad de este grupo de estudiantes que manejo y tampoco la alevosía de algunos de sus integrantes; noto además que no siento respaldo por parte de mis compañeros docentes, a pesar de que sin decirlo, los he respaldado y he exigido a varios estudiantes que sean lo suficientemente correctos con ellos.

Sigo insistiendo, no creo en eso de "los tiempos cambian y los principios también".  Pueden pasar los siglos, pero el respeto al maestro, el respeto a las instituciones y el respeto a las personas debe mantenerse.  Como persona, no soy un pintado en la pared y las personas que también comparten la labor conmigo, tampoco lo están.  Es en la juventud donde se muestra la calidad de la persona y si no se es responsable y respetuoso en esa etapa, no se piden milagros en la adultez.

Con el estrés de ese infausto mediodía me quedé, porque no es posible que la juventud no comprenda que debe aprender más cosas en la vida para que pueda desenvolverse en la misma.  Sé que puedo enfermar, pero tampoco puedo darme el lujo de relajarme como si estuviera en una playa esperando a que llueva hacia arriba.  Mi sueldo lo justifico y si tengo que llegar a medidas drásticas, dentro de lo legal y lo socialmente aceptado, lo haré.

"Los tiempos cambian, pero los principios NUNCA".

lunes, 11 de marzo de 2019

Treinta y cinco: Una sonrisa en un mar de preocupaciones.

Anoche quise "tentar a la suerte" e inexplicablemente -¿o de forma esperada?- recibí respuesta en la mañana de hoy.

Quería, porque deseaba hacerlo, pero no podía, porque quise darle tiempo y espacio a esa persona.  Supe hacerlo y supe ser paciente.

Por esa persona, aún sigo en esta etapa.  Se lo prometí en un momento difícil y espero poder seguir cumpliendo.

Hoy inicio el camino a otra edad temida, mis treinta y cinco años de vida.  Así, con una sonrisa, en medio de un mar de preocupaciones y de noticias tristes, ya que las cosas no andan muy bien y en la tarde, una persona conocida de este sitio donde ahora trabajo, sufrió un grave accidente.  De todo corazón, espero que esté muy bien, su hija lo ama y suficiente imagen tuve con sus lágrimas.

Extraño mi casa, hace mucho frío aquí, pero no estoy para quejarme, algo de tiempo estoy recuperando.  Pronto volveré, para disfrutar un rato de sus fiestas.

En fin...  La sonrisa de hoy es un aliciente para seguir adelante.