domingo, 25 de octubre de 2015

Cédula.

Voy a contar cuál es la historia de mi documento de identidad.

En este país, el término que utilizamos para nuestros documentos de identidad es "cédula de ciudadanía", equivalente al DNI de los españoles.  Este documento fue impuesto desde el gobierno de Laureano Gómez, siguiendo un modelo canadiense y ha sufrido dos modificaciones importantes, ambas en los últimos veinte años.  La cédula actual, está diseñada a color, y posee información importante sobre su portador, como el tipo de sangre, su estatura, dónde y cuándo nació, y dónde y cuándo fue expedido este documento.

Para mi grata fortuna, me correspondió recibir, sin necesidad de renovar una versión antigua, la cédula a color y hologramas, la que conocemos coloquialmente como "la amarilla".  Esa versión está vigente desde el año 2000, y la primera en recibirla entre los de mi casa, fue Marcela, quien se tomó su tiempo para tramitar ese documento.

Yo cumplía dieciocho años el 15 de Abril del 2002, queridos amigos, la edad legal para tramitar y portar obligatoriamente este documento.  En ese entonces, cursaba quinto semestre en la Piloto de Girardot y me preocupaba bastante ese detalle del trámite, por una razón específica, no había registrador en propiedad en Anapoima.  Sobre esos días, Yorlady me sugirió que hiciera ese trámite en Girardot.

Era obvio, respondí que no.  Rotundamente.  ¿Por qué?

Mucho antes de irme para Girardot a estudiar, aprendí a valorar mi tierra como es debido.  Eso quería decir que amaba a Anapoima lo suficiente como para dejar el más importante de todos mis documentos afuera.  Y eso que, como ustedes conocen, no fui registrado donde realmente nací, en Bogotá, por la cuestión de la residencia de mis padres.  Fui registrado como nacido en Anapoima.

Ese 15 de Abril, fue Semana Santa, y hasta donde recuerdo, aparte de la misma falta de registrador en propiedad, las mismas festividades impidieron hacer el trámite.  El 22, la semana siguiente, no hubo forma de tramitar mi cédula porque aún no había registrador y no podía viajar día tras día hasta Anapoima para estar pendiente de la apertura de la oficina.  El siguiente lunes, el 29, hubo humo blanco y pude realizar ese ansiado trámite.

El recibir esa contraseña antes del mediodía de ese lunes me permitió saber que ya sería un ciudadano con plenitud de derechos.  Aún más, el poder ejercer esos derechos en mi propia casa.  No hice caso de tramitar ese documento en ningún otro lugar del país, ni siquiera en La Mesa, lugar donde nacieron mis hermanos.  Quería demostrar que siempre seré de Anapoima, a pesar de que vi la luz en otro lugar.

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Hoy voté, cumpliendo el derecho y el deber implícito que me otorga portar ese plástico amarillo que el país me entrega por ser su ciudadano.  Los detalles del porqué y cómo voté serán asunto de otra discusión.  El real asunto que me preocupó es que algunos conocidos y paisanos, por cosas de la vida -que creo que narré antes- no pudieron votar o se enteraron muy tarde del poder hacerlo.

Muchos de mis paisanos, que por la misma vida debieron salir de su tierra a crear un futuro, tramitaron su cédula fuera de Anapoima, y en estas horas de la vida, la "buena acción" de unos cuantos por poco dejan sin votar aquí a varios conocidos, por el solo hecho de haber tramitado su documento fuera de Anapoima.  Quizá con alguno o alguna de ellos haya tenido cualquier rencilla, pero no es digno de mi parte pagarla metiéndolos en ese saco.  Avisé a quienes pude, es mi deber como ciudadano propender para que los demás puedan ejercer sus derechos; además, soy poco amigo de "cortarle las alas" a mis paisanos en causas fundamentales.

Así como estimulo a mi gente, familia y amigos especialmente para que no se deje ver la cara, también puedo aconsejar lo siguiente -y eso que no soy precisamente un digno consejero-: Si usted vive y tiene a su familia nuclear en una tierra determinada, y por cosas de la vida los deja para buscar un futuro, saque un día de su tiempo y tramite su cédula de ciudadanía en su tierra.  Como están las cosas, en futuras elecciones seguirán los "prohombres" bloqueando inscripciones de cédulas y cazando incautos para que no voten en sus ciudades de origen.  Y personalmente, es un bonito gesto con la tierra que los aloja.

Por mi parte, así como lo decidí interiormente hace algunos años, seguiré votando en Anapoima, la tierra que a su vez es mi casa, por muy lejos que esté de ella.  ¿Y mi cédula?  Se ha deteriorado poco a poco, quizá por descuidado, seguramente por la misma acción del tiempo.  No creo que la renueve a corto plazo, la foto que está en ella es una de las pocas donde salgo "bonito" -perdonen el narcisismo-.  Y esa cédula con número de siete cifras, que parece un número telefónico, es mi señal particular, la que me identifica no solo como colombiano, sino como anapoimuno.

sábado, 24 de octubre de 2015

"¡Para político no!"

Dedicado con cariño a aquellos que van a sufrir más de la cuenta en las elecciones.

Lisandro Meza nació el 26 de Septiembre de 1939 en Corozal (Sucre).  Su juventud estuvo marcada por el aprendizaje del canto y de la interpretación de instrumentos propios de la música del norte del país, aprovechando incluso las ausencias del capataz de la finca "La Armenia" -propiedad de su padre- para tomar su acordeón e interpretarlo.  Dentro de la misma finca, cantaba e interpretaba varios instrumentos, siendo centro de atención en una fiesta organizada para los trabajadores, interpretando la canción "Cumbia Cienaguera".

En 1959, compuso el paseo "El Saludo", su primer éxito, a lo cual le siguieron otros temas de grata recordación como "Baracunatana", "El guayabo de La Ye", "La miseria humana", "El hijo de Tuta" y la canción que compartiré ahora.

Hizo parte del afamado grupo "Los Corraleros de Majagual" en 1961 y formó su propio grupo en 1965, pero continuó haciendo parte de Los Corraleros como acordeonista titular.  Se presentó dos veces en el Festival de la Leyenda Vallenata, sin lograr el título de Rey Vallenato, pero siendo muy aclamado por el público en Valledupar.  Sus temas han logrado éxito en México y en el Perú, donde grabó varios discos.

Este tema, denominado "Para político no", es una canción compuesta con motivo a los escándalos que rodearon la política nacional entre el 2002 y el 2010, mezclando una cierta dosis de doble sentido y polémica, burlándose a su manera de la cada vez más desprestigiada clase política nacional.

A pocas horas de las elecciones, ¡espero que la disfruten!





"Para doctor, para enfermero,
para todo lo que quieras estudiar,
habrá salud, voluntad o dinero,
lo importante es que te quieres superar.
Para pintor, para bombero,
para que seas un orgullo familiar,
para eso yo vendo los terneros
para algo en la vida hay que estudiar."

"Para político no,
para político no, 
para político no,
para político no,
para político no,
para político no,
para político no,
para todo lo que quieras estudiar,
pero para eso no lo pago yo.
Para político no,
para político no,
para político no,
no, no, no, no y no."

"Para médico, para arquitecto,
para que seas útil a la sociedad,
para ver si aseguras tu futuro,
para eso es que te debes de esforzar. 
Para taxista, para futbolista,
para que juegues como el Pibe de bacán,
para todo lo que aprendas en la vida,
para que te ayude no lo debes de olvidar."

"Para político no,
para político no, 
para político no,
para político no,
para político no,
para político no,
para político no,
para todo lo que quieras estudiar,
pero para eso te lo pago yo.
Para político no,
para político no,
para político no,
no, no, no, no y no."

"Para político no,
para político no, 
para político no,
para político no,
para político no,
para político no,
para político no, 
no, no, no, no y no."

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martes, 20 de octubre de 2015

Vergüenza.

Desde finales del mes de Septiembre, unos "prohombres" denunciaron una presunta transhumancia electoral no solo aquí, sino también en varios municipios de Cundinamarca y del resto del país.  El resultado, por lo que respecta a esta meseta, dejó a casi mil setecientos ciudadanos oriundos y con vínculos fuertes en esta meseta sin poder ejercer el derecho al voto y elegir a quienes serán sus representantes en el gobierno municipal.

Siento vergüenza, porque el Consejo Nacional Electoral se apegó a varios argumentos que superan el concepto literal de residencia presentados por el "prohombre" que demandó el proceso de inscripción de cédulas aquí.  También siento algo de vergüenza, porque varios de mis amigos y de mis conocidos no presentaron a tiempo los recursos de reposición o porque los que alcanzaron a presentarlos no supieron hacerlo.

Me preocupo todavía más, porque no hay una solución clara.  Apenas en Bogotá habilitaron las inscripciones que se anularon, a esta hora de la vida no se resolvió nada en el resto del país.  Los magistrados del Consejo Nacional Electoral y los funcionarios de la Registraduría se están moviendo al límite para resolver favorablemente este grave asunto en todo el país.  Lo cierto, es que en varios pecados han incurrido y la imagen de esas dos entidades está seriamente diezmada.

En cuanto a mis paisanos involucrados, ojalá puedan votar.  Es lo único que pido ahora.

domingo, 18 de octubre de 2015

A una semana: Cierre de campañas.

Este fin de semana se cerraron las campañas para las elecciones locales del próximo Domingo 25.  No tuve la oportunidad de estar siquiera cerca de algún evento de cierre, primero, porque ayer viajé a visitar a Don Norman y hacer algunas compras y segundo, porque los domingos lucho por sobrevivir.

Eso sí, supe por otras fuentes cómo estuvieron esos eventos, de los tres candidatos con mayor opción de lograr ocupar el ansiado sillón de la Casa de Gobierno, que tuvieron suficiente afluencia de personas, sin faltar aquellos que solo van a esos eventos a beber y a comer aprovechando la gentileza del candidato de turno.  Del cierre de la campaña de Cambio Radical no puedo decir nada, pues fue ayer y como les conté, viajé a Funza.

De los otros eventos de cierre, de las campañas del Centro Democrático y del Partido Liberal sí puedo hablar algo.  La campaña del "uribismo", fue muy discreta en su cierre, sin mucho ruido, pero con una cifra de asistentes que rozaba los dos mil.  La campaña liberal, fue aún más ruidosa, con motos, camiones y otra suerte de vehículos, pero como dice un buen amigo de la casa, "los carros no votan".  La asistencia fue igual de masiva, pero con el lunar consistente en la presencia excesiva del alcohol y se comenta que hasta los candidatos al Concejo terminaron bastante embriagados.

Quizá el cierre de campaña sea un termómetro para lo que serán las elecciones, pero no lo es realmente.  Muchos que no asisten a los cierres y mucho menos a las reuniones, saben elegir sin necesidad de evaluar demasiado ni de rascarse la cabeza hasta despellejarse.  Otros esperan hasta la noche anterior para decidir.  Yo ya tengo prácticamente decidida mi elección para estos cargos y difícilmente la cambiaré.  Y espero que esa elección sea la ganadora y a la vez, la que genere lo que tanto deseo para mi tierra.

martes, 13 de octubre de 2015

Movimiento.

Era de suponerse que el lunes festivo que pasó sería movido.  Y fue más que eso.  Me fue muy bien en el trabajo y eso que me dieron el sábado libre, el cual aproveché y narré en el texto anterior.  Muchos turistas se devolvieron a casa entre el domingo y ayer.  Ni lo esperaba realmente.

Cierto fue que la sequía que azota este país afectaría los resultados económicos para los comerciantes de aquí, pero pese a eso, fue buena temporada y no hubo demasiado problema.  Como todos los años, el transporte fue el que ganó, gracias a que existe Girardot y su Reinado Nacional del Turismo.

Había comentado que me fue bien en esos dos días y hoy no fue la excepción, enviando a casa el último coletazo de turistas.  La jornada, en especial en la tarde fue muy dura gracias a la lluvia que cayó en Bogotá y gracias a la falta de mantenimiento en la Calle 13 -¡Gracias, Petro!- los trancones fueron apocalípticos.

Lo cierto fue que también aplazaron la jornada del evento en el cual gané la licitación gracias al partido de Uruguay, el cual vi con cierta ansiedad y alegría, por razones que no es necesario nombrar.  ¿Se debió aplazar la jornada?  Que lo digan los que debían participar en ella, por favor.

Otro festivo importante por aquí vendrá, el del Concurso de Bandas, y hay que estar preparado.  Es mi fin de semana sagrado y no me lo perderé por nada.  Ojalá todos los fieles devotos de Anapoima y de sus bandas, puedan viajar y disfrutar.  Pero, antes de eso, viene el día de la quema y también hay que prepararse.

sábado, 10 de octubre de 2015

San Antonio de Anapoima.

Hoy decidí visitar la patria chica de mis padres y de muchos anapoimunos, el centro poblado de San Antonio de Anapoima.

¿Por qué decidí hacerlo?  Hoy tuve día libre en mis labores y el Municipio programó festividades allí, así que tendría un motivo extra para hacer este corto viaje.  Les contaré primero cómo se llega hasta allí y cómo es San Antonio, pues muchos de ustedes no conocen lo suficiente sobre esta región.

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San Antonio de Anapoima es uno de los dos centros poblados que conforman, junto al área urbana, las tres "regiones" en las que se divide Anapoima a nivel administrativo.  Su historia data desde las épocas del ferrocarril que comunicaba a Bogotá con Girardot, Tolima y el Huila, siendo su estación el punto donde los pobladores de Anapoima debían llegar para abordar el tren que los comunicaría con las poblaciones vecinas y con Bogotá.  Por esa misma vía Anapoima comercializaba su producción agrícola, en especial el café, los derivados de la caña de azúcar y el algodón que alcanzó a producirse sobre la época de los cincuenta.

Dista del área urbana de Anapoima cinco kilómetros por carretera, entre regulares y buenas condiciones, por un trayecto bastante curvado y rodeado de laderas, las cuales paulatinamente han dejado de albergar cultivos frutales por la construcción de condominios.  Hay servicio frecuente de transporte, cubierto por la Cooperativa Integral de Transportadores de Anapoima, desde las seis de la mañana hasta las nueve y media de la noche todos los días, inclusive con cubrimiento a varias veredas de su área de influencia.

Fue Inspección Departamental de Policía hasta mediados de la década de los noventa, gracias al declive social y económico que vivió desde el abandono de los ferrocarriles por parte del Estado; actualmente es Inspección Municipal de Policía.  Sus pobladores actualmente derivan su sustento de la agricultura, de las labores de construcción y de la ganadería.  No es ajeno a este poblado el fenómeno de la migración para buscar mejores fuentes de trabajo, muchos sanantoniunos de origen han debido desplazarse en su mayoría hacia la Sabana de Bogotá con este fin.

Aglutina a nivel administrativo a las veredas La Guásima, Palmichera, El Rosario, Santa Ana, Circasia, Lutaima, Santa Bárbara y San Antonio.  Posee las oficinas de la Inspección Municipal de Policía, un Puesto de Salud dependiente del Centro de Salud de Anapoima y del Hospital Pedro León Álvarez de La Mesa.  Cuenta con una Institución Educativa Rural Departamental que cubre al poblado y a sus veredas dependientes, ofreciendo desde la primaria hasta el grado undécimo.
 
Por último, San Antonio de Anapoima ofrece uno de los mayores atractivos turísticos de todo el territorio anapoimuno, el Ecoparque El Gaitero, ubicado a unos cien metros de la Institución Educativa Rural Departamental.  También cuenta con la Piscina La Estación, el Cerro Cristo Rey y el Río Apulo, este último bajo especiales medidas de prevención.  Posee un comercio básico, es posible conseguir productos de primera necesidad, algunos productos de ferretería y construcción y servicios de comunicaciones.

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Solía pasar Navidad y Año Nuevo en San Antonio, en cualquiera de las dos casonas de mis abuelos, por lado y lado, aprovechando uno que otro paseo al río.  Donde mi abuela Alicia solíamos disfrutar de unos "sudados" deliciosos, algunas sopas que debíamos consumir enteras, a veces uno que otro postre.  Donde mi abuela Elvira solía leer los directorios, degustar una limonada y galletas Caravana.  Se pasaba bien, eso sí.  Eran tiempos mejores.  San Antonio para esos tiempos era la despensa de Anapoima y muchos de mis paisanos lo visitaban incluso para regresar borrachos a casa, máxime cuando las fiestas eran las que mandaban en esta meseta.

Hoy, como en Anapoima, ya no es lo mismo.

Las fiestas se devaluaron terriblemente, ya no asiste la misma cantidad de público.  San Antonio es un rincón abandonado.  Muchos de sus pobladores jóvenes se entregaron a los vicios del alcohol y del tabaco.  No hay opciones de empleo más allá de trabajar como obrero raso.  Los pocos que encuentran una oportunidad, deben salir lejos, ni siquiera la misma Anapoima es una opción.  Los viejos, poco a poco esperan la hora en la que deben partir de este mundo, con algo de desesperanza y de resignación.  A pesar de que ya existe un plantel de Educación Secundaria, el enfoque que se le da a sus estudiantes está distante de la realidad y de la historia propia de San Antonio.

Esta tarde, visité a mis abuelos y conversé con ellos.  Están achacados todos.  Mi abuelo Francisco, espera con algo de inquietud su control médico para su marcapasos, debe viajar pronto.  Conversamos sobre algo de política y sobre su salud.  Allá me divertí viendo a los gatos que tienen para su compañía, son muy graciosos.  Fui donde mi abuela Alicia y allí también encontré a mi abuelo Jorge.  La casona ya fue repartida para sus herederos, mi mamá y sus hermanos, mis tíos y mis tías.  Ya se ven algunos vestigios de esa repartición.  Se anda más despacio, más apretado, con menos libertad, gracias a esas construcciones y a los "chécheres" que abundan en esos recovecos.  Me despedí de ellos y salí por la puerta que da al Estadio, aquella que también daba al viejo camino al río.

Recorrí casi todo San Antonio, visitando calle a calle y reconociendo el "progreso" que trajo la última década de administraciones irregulares en esta meseta, pavimentando lo que fue la carrilera, dejando perder lo que era la estación ferroviaria.  El parque está igual como lo conocí, a excepción de los juegos y de la tarima.  Algunos negocios desaparecieron, otros llegaron nuevos, como el billar, el supermercado de Don Fabio y los videojuegos.  La panadería de Don Fidel y el restaurante de los Hernández aún existen.  Una barriada llamada Villas de Santiago aún florece y atrajo bastante población a San Antonio.  Un nuevo puente para viajar hasta San Joaquín fue construido recientemente.

Regresé pronto a casa, quería tomarme una cerveza, pero no vi ambiente ni compañías propicias para ese fin.  Con mucha nostalgia dejé la patria chica de mis padres y que a su vez es la mía.  Cada vez que voy, siento con mucho más pesar que la anterior el abandono a la que está sometido por los dirigentes de turno.

Y así he dicho que allá debo volver no solo cuando pueda.  Es mi casa también.  Y no solamente con el fin de visitar a mis viejos volveré.  Ojalá ustedes tengan el tiempo necesario para visitar este rinconcito que todos los anapoimunos de fe quieren como a su propia familia, los invito de todo corazón.