miércoles, 10 de agosto de 2016

Once para cuatrocientos.

Hoy Anapoima, mi casa, cumplió trescientos ochenta y nueve años de fundación.

Como el año pasado, no pude disfrutar de la fiesta, pero pude conseguir antes de esta fecha el libro que entregaron en la fiesta del 2015, pero que fue acaparado abusivamente por la misma gente.

Siento que a once años de celebrar nuestro cuarto centenario, nos hacen falta las mismas cosas que nos han faltado por quince, veinte y veinticinco años.  El agua, un centro médico de mejor categoría, carreteras veredales en mucho mejor estado, más trabajo para los nativos.

Hoy tuve fecha de mi evento, y eso también influyó para no poder disfrutar del aniversario de mi patria.  Pero con eso, aporté a la celebración.  No dejo de ser de aquí, por más nacido en Bogotá que sea y por más deseos de renunciar a este sentir que haya tenido.

Muchos llegarán a viejos para esta anhelada fecha, quizá yo lo quiera inconscientemente y con otro futuro.  Otros nos abandonarán en este tiempo, seguro.  Pero, muchos de mis paisanos harán cuentas para ver este precioso día, el día en el que un oidor fundó un poblado en estas tierras cercanas al Río Magdalena.