lunes, 31 de marzo de 2014

Adiós, Marzo.

Hoy despido este mes, que suele ser el más álgido previo al mío.

Marzo se va, con la brisa fresca y otoñal que deja la corta y necesaria lluvia que cayó en la tarde sobre esta meseta, después de un día soleado y excesivamente caluroso.

Marzo debe irse, porque fue testigo de varios momentos tristes, amargos y nostálgicos que es necesario olvidar.

Marzo se ha ido, año tras año, por esas mismas razones, para volver con más fuerza.

Marzo se va, dejando muchas preocupaciones para Abril, que llega con la Semana Santa y el necesario descanso para reflexionar y recargar energías para lo que resta del semestre.

Marzo se va, dejando también bellos recuerdos.para mí.

Marzo debe irse, porque el ciclo de la vida lo exige.  Y volverá, porque el ciclo de la vida también lo añora.

Marzo me deja enfermo y preocupado por la salud de varios familiares.  Mi padre y mi abuelo, para ser específico.  Debo viajar a verlos.  Debo recuperarme del asunto del túnel carpiano a como dé lugar.  Debo terminar los trabajos que tengo pendientes.  Debo pagarle la deuda a mi amigo.  Debo salir de varias colecciones que tengo en lista de salida.  En fin...

Ah, Marzo...  Espero que vuelvas, pero no para traer malas noticias, ni malos recuerdos.  Solo trae felicidad, ¡por favor!

domingo, 30 de marzo de 2014

"Laura en América", versión Universidad Piloto.

Bogotá, en algún sábado entre Octubre y Noviembre del 2004.

En esos meses, se cocinaba la peor noticia recibida por este servidor, mientras que los últimos sábados de ese semestre tenían clase programada, llamada "Seminario de Habilidades Gerenciales".

En uno de esos sábados, se debía realizar una actividad grupal representando noticieros, shows, cosas de esas, hasta donde recuerdo.  Sinceramente, no recuerdo muy bien con quiénes realicé la actividad, pero de una cosa sí estoy seguro, no lo hice con los bastardos que tenía de compañeros en Girardot y con los que llegué alguna vez a Bogotá.

Salí un momento del auditorio mientras esa gente -los que cité en negrilla- hacía su actividad, y apenas regresé, ocupé nuevamente mi lugar y observé cuidadosamente a una simpática compañera que, resumidas cuentas, haría una presentación "bastante polémica" y digna de ser televisada hasta en la Antártida.

Estoy casi seguro que recuerdan a este personaje. 

¿Recuerdan "¡que pase el amanteeeeeee....!"?

¿Recuerdan "¡que pase el desgraciaoooooo...!"?

¿Recuerdan esas tardes locas de la "perubólica"?

Pues sí, esa simpática compañera imitaba a la abogada y presentadora de televisión peruana Laura Bozzo.  Tal cual.  Hasta la voz y sus gestos imitó.  Me reí mucho.  Se ganó todo mi aprecio por ese "performance".  ¿Dije que me reí mucho? ¡Todo el auditorio gozó de la risa!  ¡Hasta el compañero que hizo del "pobre desgraciado" no podía mantener el personaje!

Ese momento pagó el año y medio -que se convirtió en dos y medio- de mi estadía académica en Bogotá.

Algún día quiero encontrarme a Lourdes y agradecerle en persona ese momento.

Y precisamente, hoy cumple años Lourdes.  ¡Siempre la recuerdo por ese grandioso momento!

¡Ojalá tengas un feliz día!

sábado, 29 de marzo de 2014

Sábado.

En todos estos años, he visto cómo ha cambiado mi percepción respecto a este sexto día de la semana, el sábado.

De aquellas tardes de juegos y televisión con mis hermanos, a los sábados de estudio en Girardot, donde no pasé un solo semestre sin tener clase programada para ese día, a los sábados variables de estudio en Bogotá, llegué a los sábados aburridos y altamente inoficiosos que poseo desde hace unos ocho años.

No encuentro razón lógica ni sentimental para encontrarle "sabor" a la mayoría de sábados que vivo recientemente.

No hay programación agradable para mí en las tardes de sábado.  Programas de chismes, poco fútbol, películas que no me atraen.  Y la programación del cableoperador que poseemos no ayuda mucho.

Suele hacer calor en esta meseta, y el calentamiento global lo hace más insoportable.  ¿Piscina?  Buena idea, pero no voy a una desde hace varios años.

¿Fútbol?  El parque lo remodelaron hace diez años, ya no es lo mismo.  Hay que ir a los extremos del poblado para lanzar unos cuantos tiros, patear unos cuantos balones.  No hay gente con quién jugar.  Todos han crecido y no tienen tiempo para recordar esos juegos de infancia.

¿Videojuegos?  Me quedé en PlayStation 2...  Si tuviera una máquina fuerte, cogería el emulador y reviviría las tardes de SuperNintendo y N64 que solía llevar allá en los noventa.

¿Mi banda?  Extraño esas noches mágicas donde llevábamos a mucha gente, a través de la música, a disfrutar de la alegría de ser anapoimuno.  Extraño esas noches, donde nos consideraban unos grandes instrumentistas y donde aprendí a valorar mi tierra por pertenecer a un grupo que la hacía grande.

Ahora todo buen plan se resume en salir y gastarse todo el dinero posible en alcohol y lujuria.  Esos no son planes para mí.  Aquí veo a muchos en esa tónica en estos sábados, deteriorando su hígado y su corazón y arriesgando quizá, las relaciones estables que tanto tiempo tardaron en construir.

Otros suelen salir a comer en algún restaurante de comida rápida, plan que algunas veces logro concretar, si el dinero abunda.  Unos con sus familias, otros solos, como yo.  Ya dije que soy un gregario, muchas veces, de lujo.  A veces tengo con quién compartir mi momento.

A veces, salgo a caminar por el pueblo y me siento por ahí, esperando quizá a que mi hora llegue o que pase rápidamente el tiempo y que el sueño toque a mi puerta, para regresar a casa y dormir.

A veces, salgo de este poblado a explorar otras tierras que no conozco, con el fin de cumplir el objetivo de despejar mi mente y sentir otros aires, otros climas, otras formas de vivir.

Pero cuando el tedio gana, ¡no queda de otra, hay que dormir!

Ah, sábado...  ¡Has hecho grandes cosas por mí!  ¿Las seguirás haciendo o harás que caiga derrumbado por esas cuestiones del aburrimiento?  Espero no llegar hasta allá, ¡hay muchas cosas que aún no he disfrutado en esta vida y no hay mejor día para hacerlo que un sábado!

viernes, 28 de marzo de 2014

"El silencio habla".

Alguna vez, cuando solía leer páginas escritas en idioma húngaro, me encontré con una banda llamada "Republic", que por lo poco que entiendo de ese idioma, es una de las mejores bandas de rock de la tierra del goulash.

Escuché esta canción, llamada originalmente "A csend beszél tovább", por primera vez como acompañamiento a un video-homenaje a una gran deportista olímpica húngara -Krisztina Egerszegi-.  Me gustó el ritmo de la canción, así que pregunté como buen ignorante cómo se llama la canción, con pronta respuesta de un buen magiar.

Encontré la canción completa hace algunos años, pero no precisamente en una "versión oficial".

Hoy recordé esa canción, y encontré un video original, filmado recientemente.  El sencillo, fue grabado en 1995, y el video se filmó con motivo de un homenaje que contaré en el siguiente párrafo.

Me enteré que hace poco más de un año, el vocalista, László Bódi, también conocido como "Cipő" -en español, zapatico-, y a su vez, uno de los fundadores de la banda, falleció a causa de una falla cardíaca. Por él se filmó el video que compartiré ahora. De paso, compartiré la letra:





"A csend beszél tovább,
helyettem Ő mondja el,
a csend beszél tovább,
helyettem Ő énekel".

"Elbúcsúzom, de ott leszek,
ahol a szél zúg, a nap nevet,
elbúcsúzom, de itt marad
belőlem néhány pillanat..."

"A csend beszél tovább,
helyettem Ő mondja el,
a csend beszél tovább,
helyettem Ő énekel".

"Elbúcsúzom, de ott leszek,
ahol a szél zúg, a nap nevet,
elbúcsúzom, de itt marad
belőlem néhány pillanat..."

"Akkor is hallod a hangomat,
hogyha fáj, hogyha nem szabad,
mindig itt vagy, és ott leszek,
ahol a szél zúg, a nap nevet..."

"Elbúcsúzom, de ott leszek,
ahol a szél zúg, a nap nevet,
elbúcsúzom, de itt marad
belőlem néhány pillanat..."


"The silence talks on,
It speaks in my stead
The silence talks on,
It sings in my stead".

"I say good bye, but I’ll be there
where the wind blusters, the sun laughs
I say goodbye, but a few
moments from me remains here".

"The silence talks on,
It speaks in my stead
The silence talks on,
It sings in my stead."

"I say good bye, but I’ll be there
where the wind blusters, the sun laughs
I say goodbye, but a few
moments from me remains here".

"You can even hear
my voice if it hurts, if you must not
You are always here and I’ll be there
where the wind blusters, the sun laughs".

"I say good bye, but I’ll be there
where the wind blusters, the sun laughs
I say goodbye, but a few
moments from me remains".

jueves, 27 de marzo de 2014

Burla.

Descubrí, después de revisar unas estadísticas no muy relevantes sobre esta cuestión de escribir, que un grupo de personas poco dignas de ser nombradas volvieron a visitar este sitio.  No vale la pena escribir aquí el por qué tengo que cargarles todo el odio posible, no lo vale.  Pero sí sé que a ellos les interesa más burlarse del prójimo y de todo aquel que no simpatice con su forma de ver la vida.

De algo que genera seguramente este tipo de problemas, voy a hablar ahora.

La vida misma me ha enseñado a no utilizar la burla como herramienta de comunicación contra las personas.  ¿Por qué?  Porque no todas las personas asimilan de la misma forma las cosas jocosas que decimos o hacemos.  Así la sabiduría popular diga que hay que reírnos con los demás, no de los demás.

Se define la burla por parte de la Real Academia de la Lengua Española como "acción, ademán o palabras con las que se procura poner en ridículo a alguien o a algo".  Los que usan esta arma para comunicarse, la extienden hasta el punto de llegar a vocablos con significado como el hostigamiento o el mismo matoneo.  Tristemente, en todas las épocas de nuestra historia como seres humanos, se ha utilizado para destrozar la reputación de alguien o de un grupo determinado que no comparten algunas cosas, y con resultados peores que nefastos.

Quizá hemos intentado jugar a burlarnos por simpatizar con alguien o por encajar en un grupo, es cierto.  Pero no es bueno.  Perdemos parte de nuestra esencia.  Perdemos seguramente el respeto merecido que podrá tenernos la persona o el grupo de personas.  Y quizá llegaremos, inconscientemente, a perder el valor adquirido en casa de respetar a las personas, independientemente de sus condiciones.

Nos burlamos del político de turno, nos burlamos del equipo rival que perdió por goleada, nos burlamos de alguien porque escribió algo que no nos simpatiza, nos burlamos de alguien porque escribe lo que le gusta escribir, nos burlamos de alguien por su carácter, nos burlamos de alguien porque se tropezó contra un ladrillo y se raspó, nos burlamos de alguien por su forma de vestir, nos burlamos de alguien por su forma de hablar, en fin,...  ¿Por qué?  ¿Para qué?

Consecuencias graves han existido, queridos amigos, he escuchado casos donde por una burla la vida de alguien afectado se acaba de forma trágica.  Así que invito a todos aquellos que usan esas armas idiotas para dañar a la gente, que no las usen, al panal, a los lobos y a los tigres hay que dejarlos quietos.  Por mi lado, yo seguiré con mi tónica de no reírme de la desgracia ajena, así sea merecida por sus actos, porque sé qué consecuencias tendré por eso.

"El que se burla del pobre ofende a su Creador, 
el que se alegra de verlo en la ruina no quedará sin castigo".
(Proverbios 17:5)

miércoles, 26 de marzo de 2014

"Dos Guitarras"

Cuando pertenecí a la Banda Municipal de Anapoima, logramos montar una canción clásica del folclor ruso llamada "Dos Guitarras", en un arreglo escrito por el director estadounidense Harry Horlick, reconocido en la década de 1920 por ser el director de un programa radial llamado "Las Gitanas de A&P".  Horlick había aprendido sobre esa música del este de Europa en sus viajes a Turquía.

Esta canción, recuerdo bien, la presentamos en un zonal clasificatorio al Festival Departamental de Bandas en 1999, en Sibaté.  Mis compañeros podrán corregirme si estoy equivocado.  Este tema, quedó inmortalizado para mí, pues su melodía es muy solemne, a pesar de su letra festiva.

Año tras año recordaba sus primeros compases, en cualquier momento, a cualquier hora.

Este año, después de vivir una triste semana, por eventos que ya conté, decidí buscar un arreglo de esa canción para banda, similar al que montamos, por el alegre recuerdo que ha dejado el interpretarla y escucharla.  Primero, encontré uno para un ensamble de cuerdas, el cual ya había escuchado y del cual creo poseer un archivo de audio en casa.

Después de observar un poco más los resultados de búsqueda, encontré esta maravillosa interpretación de esta gran obra por la London Festival Orchestra, con arreglos y dirección del británico Stanley Black.  ¡Aquí la tienen, queridos amigos!  ¡Disfrútenla!

martes, 25 de marzo de 2014

Fiestas.

Había comentado que no soy muy amigo de las fiestas.  Hoy explicaré las razones.

Me he educado en un ambiente un poco rígido, tanto en el aspecto familiar como en el personal, el cual me estableció que las fiestas suelen ser fuente de perdición.

Y sí que lo son, en su mayoría.

Además, suelo aburrirme en ellas.  No me siento totalmente a gusto ni con la gente que asiste, ni con las comidas que reparten, ni con las bebidas que se consumen.

Hay excepciones, claro.  Recuerdo bien la última fiesta de la Virgen del Carmen a la cual asistí, no me aburrí, hubo buena comida, hubo regalos, en fin...

No suelo celebrar mis cumpleaños bajo esa modalidad.  Cuando tenía once años, tuve una experiencia que me amargó el día, y de paso, la semana, por una estupidez que cometió mi mamá y que aún recuerdo.  De ahí aprendí que uno no debe desperdiciar la comida celebrando cumpleaños.

Solo he celebrado así mi grado de bachillerato.  El profesional, no lo celebré con fiesta, en otra historia la contaré.

Las fiestas a campo abierto, son todavía más "temidas" para mí, y por consiguiente, aún más perniciosas.

Siempre veo borrachos, siempre veo peleas, siempre veo vendedores impertinentes, siempre veo espuma arrojada.  En esas fiestas, prefiero caminar por ahí, saludando amigos y conocidos, y de vez en cuando, recibiendo un trago, pues tuve una experiencia que puso en riesgo mi salud en el 2012 y que definitivamente no repetiré.  Antes, solía tomar unas tres cervezas o unos seis tragos, pero ya no.  No preocuparé a mi familia de esa forma y no quiero ser un alcohólico como mi tío.

Hasta cierta hora permanezco en la fiesta, si hay forma de estar con un grupo determinado, o si se deambula por ahí, pues en esos días hay que llegar temprano a mis ocupaciones.

Eso hice en este puente festivo que pasó.  No podía tomar un solo trago, pues estoy bajo medicación y además debía estar antes de las ocho de la mañana tanto domingo como lunes.  El domingo a medianoche se presentó el grupo Alkilados y hubo dos peleas de borrachos que sencillamente, me aburrieron, así que pasada la una, me fui.  Para la fiesta del domingo-lunes, se tuvo que montar un dispositivo de seguridad, con cerramiento incluido, para evitar cualquier incidente.  Aproveché la noche para terminar un trabajo de aritmética que me encargó mi hermana, pues la Orquesta Fuego no le hizo honor a su nombre y se convirtió en "Orquesta Hielo".  Danny Marín también se presentó sobre la una y no se molestó en revisar el sonido, que fue perverso.  Me quedé solo a esa hora, así que también me fui de ahí a casa y a dormir para despertarme sobre las seis y media.

No pretendo amargarle el rato a aquellas personas que disfrutan estar en fiestas, solo quiero dar mi punto de vista sobre el por qué no suelo frecuentar y/o realizar fiestas o en su caso, permanecer demasiado tiempo en ellas.  ¡Sean ustedes libres de disfrutar las fiestas a su gusto, queridos amigos!  Eso sí, cuídense mucho y cuiden a los que están cerca de ustedes en ellas.

"Gregario he sido, gregario soy y gregario seguiré siendo".

lunes, 24 de marzo de 2014

Niebla.

Aquella vez que crucé la montaña tenense, recorriendo la Quebrada La Honda, me di cuenta del maravilloso paisaje que impone la niebla, en esta bellísima provincia.  Llegué a casa embarrado, al igual que todos mis compañeros, pero la experiencia de sentir ese valle, generalmente cubierto de agua en suspensión, fue impagable.

También he sentido la niebla en casa, especialmente en días muy fríos.  Me alegra sentirla, me alegra verla.  Se tiene cuidado con ella, claro.  Pero igual, convierte de tajo el cálido paisaje de esta meseta en un paisaje bucólico, perfecto para aquellos que quieren evocar los momentos felices que se han vivido en este poblado.

En La Mesa, he tenido la curiosidad de descender caminando junto a un amigo desde el oriente del poblado (donde queda el sector de Los Naranjos) hasta el centro, viendo cómo la niebla se desvanecía conforme avanzábamos hacia el occidente, mientras allá en el oriente, se mantenía.  Nos sorprendimos, y empezamos a sentir un poco la brisa cálida que proviene de las tierras del Sol, hasta regresar a casa.

Donde he vivido mejor la niebla, es en aquellos trayectos que separan La Mesa de Mosquera, camino a la capital.

Hay días en los que no se puede ver absolutamente nada, la visibilidad es tan limitada que genera cuidado a la hora de conducir.  Los buses deben andar con mucho cuidado, los camiones también.  Adelantar así es misión de héroes.

Pero lo mejor es ver el paisaje y la vida alrededor de la carretera.  Todos andan abrigados, las mascotas buscan un sitio cálido.  Hay algunas hogueras encendidas.  Hay bebidas calientes para todos.  Los árboles y la grama se mantienen impasibles, mantienen el equilibrio natural en este escenario.  Todas las plantas, reciben esa agua suspendida en el aire, para poder sobrevivir en esa montaña, deseada por algunos hombres para hacer caminos.  Los animales salvajes se refugian en la espesura de ese bosque, en sus nidos, en sus guaridas.  Y todo ese conjunto hace sencilla y maravillosa la vida en esta región.

Es por ello que me agrada mucho cruzar por ese Valle de la Niebla, la entrada a mi hermosa provincia.  ¡Invito a todos a viajar por ella!

domingo, 23 de marzo de 2014

Domingo.

Un domingo significa descanso.  Un domingo significa salir de casa.  Un domingo significa reflexionar.  Pero para muchos de mis paisanos que aún viven en esta meseta, significa trabajo.

Como alguna vez he contado, este poblado depende mucho del turismo y es necesario que esa maquinaria sin humo, ni engranajes, ni grasa funcione adecuadamente.  Por esa razón, muchos conocidos deben trabajar, especialmente los que lo hacen en clubes, condominios, mercados y otros establecimientos, para ganarse el sustento diario y garantizarse no solo su futuro, sino el de sus familias.

Yo también debo ganarme mi sustento el domingo.  Desde hace muchos años lo hago, desde la informalidad y con las ganas de servirle a la gente.  He tenido domingos buenos, malos y perversos.  De ahí también ha salido algo de mi prestigio.  No es suficiente dadas las circunstancias y dados los eventos que me han sucedido, pero al menos denota la lucha por sobrevivir e intentar salir del pozo en el cual me encuentro.

Otros paisanos, especialmente los campesinos, de los cuales tengo un alto porcentaje en mi linaje, vienen al pueblo a comprar el mercado, a la misa y a tomarse unas cuántas cervezas.  Los que viven en la urbe, seguramente descansan de todo el trajín de la semana o de la rumba del sábado anterior.  Todos ellos disfrutan de su domingo.

Vuelvo al sitio de aquellos que deben sacrificar su domingo trabajando.

Extrañan a su familia, extrañan los buenos momentos que deberían estar viviendo con ella en este día, pero vale más el esfuerzo, el sudor y la sangre que deben poner de su parte.  Vale más, el dinero que ganarán en el día, en la quincena, en el mes.  Vale más, el futuro propio y el de su familia.  Vale más, el deseo de salir de la pobreza y de las carencias que poseen.

Todas esas personas que deben hacer este gran sacrificio, son los que empujan la economía de esta meseta, prácticamente solos.  Algún día, la Anapoima agrícola de antaño volverá a ser el motor de nuestra economía y acompañará a estas personas que han sacrificado muchas cosas para atender a aquellos que por motivos de placer, tocaron su puerta.

sábado, 22 de marzo de 2014

Totó, La Momposina

Anoche inició el Encuentro Nacional de Danzas "Danzando con el Sol", y la administración municipal que rige esta meseta decidió repetir una experiencia similar a la que vivimos cuando se realizó el Concurso Nacional de Bandas del 2012 -se presentó Jorge Velosa, con lleno total en el Parque-.

Se debía conseguir una figura representativa de nuestro folclor, y como no podía ser mejor, consiguieron los servicios de una señora llamada Sonia Bazanta Vides, conocida en el mundo como "Totó La Momposina".

Desde Febrero estaba haciendo cuentas para poder estar presente en su concierto, así tuviera que andar con la férula en ambos brazos.  Así lo hice.  Pero, ese concierto empezó bastante retrasado.  Primero, la ronda de ayer terminó tarde.  Segundo, las pruebas de sonido fueron excesivamente demoradas.  Y tercero, ¡empezó todo faltando unos veinte minutos para la medianoche!

Bueno, dejemos la culpa solo para la ronda.  Lo del sonido es justificable, una grande como Totó no podía cantar con cualquier arreglo de sonido.  Un ingeniero estuvo pendiente de todo el montaje y los niveles de sonido para cada uno de los integrantes de su grupo.  Eso concluye en el inicio retrasado, pero valió la espera.

No recuerdo cuántas canciones interpretó Totó.  Lo que puedo recordar es que la gente le pedía dos canciones en específico, "Los sabores del porro" y su versión de "Prende la vela".  Gustosa las interpretó, después de mostrar algo de su trabajo musical reciente para que el público no se sintiera saturado.  Tuvo incluso, una gran deferencia para con sus músicos y su público, los dejó interpretar un tema libre arreglado por ellos mismos y con un espacio para que cada uno hiciera un "solo" con su respectivo instrumento.  Me acuerdo del espectacular "solo" de redoblante que tuvo Rafael, el intérprete de tambora, que perfectamente es envidiable por cualquier baterista reconocido internacionalmente.

Finalmente, no pude ir bien preparado al concierto.  No pude grabar todos los videos, pues no hice el deber de dejar bien cargada la cámara.  Quería grabar el tema interpretado por los músicos de Totó.

Ojalá Totó tenga la oportunidad de volver aquí y deleitar al público, como lo hizo en esa fresca noche en a meseta.

Solo queda decir: ¡Gracias, Totó!

P.D.: En YouTube están montados los videos que pude grabar de ese concierto.  Sírvanse visitar esta lista de reproducción y disfrutarlos, por favor.

viernes, 21 de marzo de 2014

Un puente festivo.

Un puente festivo cualquiera en esta meseta, significa que habrá demasiada gente.

Viajarán de la fría sabana, en sus autos, de todos los tamaños, gamas y colores, gentes que viven de sus trabajos o de sus rentas, a disfrutar la única certeza que posee esta meseta.  Otros, que viajan en el transporte público en su mayoría, retornan por un breve espacio de tiempo a visitar a su tierra amada, aquella que los vio nacer y crecer, para recordar esos buenos tiempos de infancia y juventud.

Anapoima se hincha de alegría al ver tantas personas cruzando por sus calles, soportando el calor y el frío, soportando el tumulto propio, soportando nuestras propias carencias y defectos.

Todos disfrutan, sin embargo, el olor propio de esta meseta.

El sábado y el domingo de cada puente festivo Anapoima vive su éxtasis.  Todos compran pizza y hamburguesa, todos beben cerveza y licor, todos bailan, todos disfrutan de la tranquilidad que inspira este poblado clavado en la meseta.  En las fiestas, el fervor aumenta, porque todos quieren ver a sus bandas, a sus grupos de danza, quieren bailar al ritmo de ellas y apreciar más el vínculo sentimental que los aferra a seguir siendo colombianos.

El lunes festivo, todos deben regresar a casa.  Algunos, con resaca, otros cansados, pero felices por disfrutar de esta meseta.  ¿Volverán?  Seguramente.  Esta meseta, como dice el himno, siempre querrá a sus hijos y a quienes la vienen a buscar.

jueves, 20 de marzo de 2014

"Perdón" (o aún más rencor)

Ayer, a mediodía, llamé a mi amor -nunca correspondido- de universidad, una trigueñita girardoteña, para pedirle perdón por todo el daño que le hice durante el tiempo que nos conocimos.  Marqué ese maldito número telefónico y lo único que me respondió fue "tranquilo".

Hoy, me encontraba en San Antonio de Anapoima, decidí llamarla otra vez, pero con el único y exclusivo fin de averiguar por el número de otra compañera con la que tuvimos unas diferencias muy tremendas.  Tiró el teléfono.  Volví a llamar y me contestó el esposo, todo altanero.  No había llamado a esa trigueñita en unos cinco años, quizá más.  No pienso volver a llamarla.  Toda la parla que gasté ayer a mediodía quedó en historia.  La tranquilidad no volverá.  Temo que ese tipo llegue a mi tierra a buscarme pelea, la cual será respondida apropiadamente si llego a topármelo.

¿Sabrá él que nunca llamé a su esposa en todo ese tiempo?  ¿Sabrá él que no soy un gusano?

De todas formas, el estado de la relación con esa trigueñita volvió a ser el de una enemistad y desconocimiento mutuo.

¿Cuál perdón puede existir ahí?  ¿Sabía ella para qué querría llamarla?  Nunca lo supo.

Uno no puede perdonar para que así no más le digan "tranquilo".  Y tampoco para que le tiren el teléfono o lo miren con cara de perro rabioso en el próximo encuentro.

El pedir perdón es un acto sincero y consciente, que siempre saldrá del corazón, muy pocas veces del pensamiento.  Saldrá, con muchas lágrimas de por medio, porque tanta frustración causada por los errores cometidos no permiten tener un alma tranquila.  La mínima respuesta que uno puede esperar es "acepto tu perdón", con la misma sinceridad y consciencia con la que se pide.  Condiciones habrá, pero lo importante es que tanto quien pide perdón como quien perdona tendrán seguramente una oportunidad para estar en paz.

Los dos días anteriores lloré como para llenar un vaso por lo que les había comentado anteayer.  Sueño con el perdón de esa persona.  ¿Lo concederá?  Han pasado tres años y no hay respuesta.  Pienso que aún carga mucho resentimiento contra mí, seguramente lo merezco.  Le he pedido a Dios que la ilumine.  Desde aquí, le perdono todos sus defectos. Desde aquí, le perdono todo su odio, todo su resquemor, todo su resentimiento.

Debo confesar que me cuesta un poco perdonar.  Especialmente si me han ofendido gravemente, en mi forma de hacer las cosas y cuando se meten con mi familia.  Tengo una lista larga de personas a las cuales no perdonaré, por lo menos a corto plazo.  Pero debo albergar una posibilidad para perdonarlas.  Así hice con alguien este año.  Aceptó el gesto.  De pronto, todos los que me han hecho daño aquí vendrán para el mismo fin, pero sabré cómo responderles.  En otra ocasión contaré eso.

miércoles, 19 de marzo de 2014

19 de Marzo.

Hombres necios que acusáis
a la mujer, sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis;
si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

(Redondillas, Sor Juana Inés de La Cruz)

Hoy se celebra el Día de San José, y por costumbre algo errónea, se celebra el "Día del Hombre".

No soy persona de celebraciones excesivas, queridos lectores.  Siento que he defraudado a muchos -¿debería decir muchas?- como hombre por varias cosas, algunas narradas en el texto anterior y otras que hacen parte de etapas pasadas.

He agredido físicamente, he agredido verbalmente, a algunas mujeres.  Quizá por la inconciencia de la rabia, sí.  Pero he agredido.  Esas mujeres a las que agredí, me han perdonado.  Pero aún tengo el recuerdo de haberlo hecho, el cual me incita a no hacerlo nuevamente, nunca jamás.  No lo merecen, nunca lo merecerán.

Inclusive me han surgido pensamientos sobre hacer algo que les hiera su orgullo femenino.  ¡No podría hacer eso, por más que quisiera!  ¡En mi casa, en el colegio y en todo lado he aprendido a respetar a las mujeres!  ¿Qué será de mi vida cuando el que vive allá abajo se apodere de mí y cometa semejante atrocidad?

Les respondo, pongo fin a mi vida, sin peros.

Siendo así, uno debe ser gallardo, es la esencia del hombre.  Esa gallardía incluye el respeto por su contraparte humana, el temor de Dios y la conciencia sobre sus propios actos.  Esa gallardía se ha perdido en muchos hombres, que en vez de de respetar a sus mujeres, empiezan con piropos morbosos y luego, las golpean, las violan, las asesinan, dejando de ser hombres y convirtiéndose en monstruos sedientos de sangre.

Le agradezco a Dios infinitamente por no dejarme convertir en un monstruo, y por no dejarme llevar de mis malos pensamientos.

Pido perdón nuevamente a aquellas mujeres que se han sentido agredidas por mi actuar, espero que entiendan mi pesar.

Y como había dicho que no soy de celebraciones excesivas, no suelo celebrar con efusividad este día y el 8 de Marzo.   Todos los días se debe celebrar algo por las mujeres, en santa paz y con respeto.  Se lo merecen.  Tanto por ser nuestra contraparte humana como por ser la alegría que complementa nuestros corazones.

martes, 18 de marzo de 2014

Rencor.

Hoy quiero hablar de algo que he experimentado, tanto como generador como receptor, y me refiero al rencor.

Los que me conocen, sea bien, sea en parte, o sea muy poco, saben que no me gusta faltar el respeto y menos que me lo falten.  Saben también, que me gusta ser muy correcto cuando hay que hacer las cosas, de lo contrario, nunca las hago.  Saben también, que cuando me apasiono por alguna cosa, es difícil detenerme sin una explicación concreta.

Y desafortunadamente para mí, esa última frase se ha extendido hacia el actuar frente a algunas personas.

Muchas personas en este mundo me guardan rencor, en especial dos.  Dos mujeres.  Tanto, que muy seguramente si se juntaran, harían una colecta para comprarme un lote en algún cementerio privado y enterrarme allí.  Una fue compañera de mi universidad, la otra es una paisana a la que le tengo demasiado aprecio por las cosas que ha logrado en su formación educativa.

En ambas situaciones -me refiero a ambas personas- se presentaron momentos muy tensos respecto a la relación personal.  En ambas, fueron por pendejadas y errores dignos de inexperto de mi parte.  En una, esa persona nunca fue capaz de decirme "no eres el tipo de persona que quiero junto a mí".  En la otra, pequé por afanado y desafiante ante los principios de mi credo.

Hoy recordé a mi paisana.  Recordé sus bellas facciones, pero recordé ese maldito día de Marzo del 2011 donde ella, de tajo, no me dejó defenderme impidiéndome dirigirle la palabra.  Quería hacer lo mismo que me hizo, pero con palabras más suaves.  Ella no merecía que la ofendiera con mi forma de actuar, pero desgraciadamente, lo hice.  Le lancé una frase que se cumplió, pero no me alegré por eso cuando lo supe, porque a mí también me sucedió.

¡Lo más curioso fue que le lancé esa frase delante de sus padres!  ¡Nunca entenderé por qué no dijeron nada!

Tres años después, ella quizá no sabrá quién soy yo.  Simplemente, soy un extraño para ella.  Seguramente, dentro de su pensamiento, estoy muerto.  Quizá me recuerda como la peor persona que ha conocido en su vida.  Puede que sea cierto, pues así lo mentó en su cuenta -poco activa, por cierto- de Twitter.  No supe cómo se enteró de mi existencia en esa red social.  Dijo que enseñaba el rencor.  Dijo allá también que era un acosador...  ¿Pero sería yo un acosador premeditado?  Mi propia impaciencia por hacer las cosas bien y conseguir resultados positivos me generó esa famita, lo reconozco.

Lo que me preocupa ahora es poder ser perdonado por ella.  El año pasado le envié una carta por correo electrónico pidiendo perdón.  A estas horas de la vida nunca respondió.  ¿Qué puedo concluir yo?  ¿Que soy un rencoroso y una persona falta de valores?  ¡Pues no!  Una frase del anterior párrafo hace concluir realmente que si uno es capaz de pedir perdón, lo mínimo que uno debe esperar es una pronta respuesta, ¡así digan que no!  ¿Quién es la rencorosa ahora?  Alguien por ahí me comentó que hasta malas palabras ha usado para expresarse de mí.  No creo haber usado esas palabras en contra de ella.

Hoy le escribí recordándole esa carta y agradeciéndole el texto en mi contra -aunque sin nombre específico, pero era para mí de todas formas-, pidiendo perdón nuevamente.  Esos dos textos salieron de mi corazón.  Hoy lloré lo suficiente como para llenar un vaso.  Todos esos errores han condicionado mi vida.  Siento que nunca pagaré esa deuda estando vivo, siento que estoy reportado en una central de riesgo infinita.

¿Cómo pagaré realmente eso?  ¿Qué sucederá con la otra persona que me odia?  ¿Cómo es mi relación con algunas otras personas que no me simpatizan demasiado?  Eso lo escribiré en otro texto.

Por ahora, seguiré llorando mi vergüenza y mis penas, pensando en cómo será mi futuro dentro de cuatro semanas.  Hoy cumple años esa paisana.  Aún la admiro.  Aún la aprecio.  Aún tengo buenos sentimientos hacia ella.  Siempre he deseado para los últimos tres 15 de Abril que han transcurrido, que me perdonara.  No se ha cumplido ese deseo.  Ojalá para este, haya alguna buena noticia.  De resto, que sea Dios quien la ilumine y le permita hacer lo correcto.

Toda la historia la conté en Twitter también, con algunas manifestaciones de ánimo, las cuales agradezco de corazón.

Los dejo con esta hermosa canción que refleja lo que estoy sintiendo a esta hora, es "I am a man of constant sorrow", de los Soggy Bottom Boys, un grupo ficticio que se presentó en la película "O brother, where art thou?":

lunes, 17 de marzo de 2014

Mi tierra.

Debería escribir esto un 10 de Agosto, pero no puedo reprimir las ganas de escribir.

Hablaré sobre mi tierra, Anapoima.

Este poblado cálido y pintoresco, está ubicado a dos horas de viaje desde Bogotá, pudiendo llegar con facilidad desde el sur y el noroccidente del país.

Según los números que se manejan para las altimetrías y el clima, estamos sobre una altura de 700 metros sobre el nivel del mar, y una temperatura promedio -gracias al calentamiento global- de 27 grados Celsius.  Hay días donde el calor es tan insoportable como en Girardot, pero la noche suaviza todo y hay mañanas donde el frío de las montañas cercanas hace deliciosa la vida.

Aquí habitan unos quince mil habitantes, y eso que el último censo colocaba menos habitantes.  No se puede olvidar a la diáspora, todos aquellos que han dejado esta casa para buscar un mejor porvenir.

Anapoima es un poblado alargado, cuyos ejes son la carretera que nos comunica con Bogotá y con Girardot y la Carrera 2, la avenida principal de esta área urbana.  Las calles son cortas, que son fácilmente transitables.

Anapoima es un poblado para descansar, no tanto para ajetrearse.  Hay hoteles, fincas, y otros inmuebles donde es posible programar un fin de semana con ese fin.  Aún así, hay algunas discotecas y bares, las cuales funcionan en el centro.

Hay suficiente oferta de servicios, en especial de mercados, droguerías y transporte terrestre.  Del agua, de la salud, de la energía y de la telefonía preferiría no hablar.  Es posible conseguir buenas conexiones a Internet dentro del poblado y algunas zonas rurales.

Se realizan aquí dos eventos culturales de gran reconocimiento nacional, el Encuentro Nacional de Danzas "Danzando con el Sol", en Marzo, y el Concurso Nacional de Bandas "Pedro Ignacio Castro Perilla", entre Octubre y Noviembre.  Dense el gusto de viajar para uno de estos eventos, los disfrutarán.

Tenemos, aparte del área urbana, dos centros poblados, La Paz - Patio Bonito y San Antonio de Anapoima.  Mis orígenes están en este centro poblado, de los cuales hablaré en un futuro.  Estamos divididos en 27 hermosas veredas, que componen aquella hermosa figura que es nuestro mapa.

¿He de hablar más sobre mi patria amada?  Sí.

Pero, la idea es no extenderme demasiado, en otros textos hablaré más sobre esta, mi tierra.

domingo, 16 de marzo de 2014

¿Por qué nací en Bogotá?

A diferencia de mis hermanos, quienes vieron la luz en el Hospital Pedro León Álvarez de La Mesa, yo tuve una historia un poco rocambolesca.

En aquellos días de la víspera de Semana Santa de 1984, mi mamá empezaba a sufrir aquellas complicaciones del parto en el cual vería la luz.  Lo que nunca supe, es que si ese parto fue más complicado de lo normal para ella.

Don Gonzalo, el patrón de mis padres para ese tiempo, decidió, esa noche del Domingo de Ramos tomar su Mitsubishi Montero, decirle a mi mamá "nos vamos" y tomar camino por la vieja carretera que cruzaba por Cachipay y Zipacón para llegar a Bogotá en una gélida noche.

Llegaron a la capital, y como mi mamá estaba afiliada al extinto Instituto Colombiano de Seguros Sociales, el punto de llegada era la antigua Clínica San Pedro Claver.

En aquella noche, vi la luz, en una habitación lejos de mi tierra amada.

Por esa razón nací en Bogotá, pero hay una razón que debo aclarar aquí.

Mis documentos oficiales (entiéndanse por ellos mi registro civil, la tarjeta de identidad y mi cédula), no dicen que nací en Bogotá.  Todos ellos dicen que nací en Anapoima.

¿Por qué?

Mis padres no tenían residencia fija en Bogotá, vivían en la Vereda Las Mercedes, así que era imposible legalmente registrarme como nacido bogotano.  Ellos tuvieron que "mentir" en mi registro civil para que pudiera ser registrado en Anapoima.  Y así evolucionaron mis documentos.

"Lugar de Nacimiento: Anapoima (Cundinamarca)"

Esa "mentira" me hace sentir orgulloso.

sábado, 15 de marzo de 2014

Contando las horas... ¡Solo queda un mes!

Decidí revivir el blog, porque este año tendré un cumpleaños que me marcará.  Estoy a un mes de cumplir años y es justo para mí recordar y contarles algunas cosas que han marcado aún más mi existencia.

Siendo así, ¡es hora de seguir escribiendo!

Aquí les dejo una de mis canciones favoritas, "Alles Vorbei", de Bananafishbones: