miércoles, 27 de diciembre de 2017

Intento de suicidio.

Ayer, a eso de las cinco y media, sentí y observé de cerca una escena que solo había visto en películas, en las novelas y en los noticieros.  Una chica bonita, llorando, ascendía el puente peatonal por el costado de la Concentración Escolar Policarpa Salavarrieta y en un gesto increíble, escala las barandas de esa estructura para apoyarse en una saliente del pilote que sostiene la misma.

Alguien que estaba cerca de mí me comentó "Jairo, pilas, esa china se va a tirar", en el mismo momento que estaba ascendiendo el puente.  Lo contemplé, y cuando vi el peligro, pensé que debía darle unos segundos para que dudara, inclusive intenté llamar su atención moviendo los brazos.  Ella estaba concentrada únicamente en terminar su vida, no sé cuáles habrían sido los motivos exactos, pero los rumores, así como vuelan, consistían en que tuvo un desencuentro con su pareja sentimental.

Al ver que ya tenía su humanidad sobre ese trozo de concreto, le dije a alguien que estaba al lado que evitara como fuera esa intentona, que podía ser fatal.  Pensé en llamar a la Policía de inmediato, pero alguien llegó y debí atenderlo momentáneamente, al salir de nuevo a ver que había sucedido, el impacto había retumbado en la cercanía, como si fuera una bomba.  No presencié esa caída, volví de inmediato por el teléfono y llamé a la Policía, con estas palabras:

"Por favor, vengan y llamen también a la ambulancia, parece que hubo un suicidio, ¡vengan rápido!"

No quise ver nada de esa escena.  A los tres minutos ya estaba la ambulancia en la carretera y al minuto o dos, llegaba la patrulla motorizada de la Policía.  Los curiosos se arremolinaron alrededor de la ambulancia y ver cómo estaba esa chica.  En ese mismo momento, se desarrollaba la válida final de la Copa Municipal de Ciclomontañismo y en el momento que se hacía el llamado a evacuar el puente, sucedió este impase; fue muy importante la ayuda del instructor de voleibol del Ente Deportivo Municipal, quien reguló el tráfico y ayudó a auxiliar a esta chica.  A los pocos minutos llegó el novio y una familiar de la chica, para acompañarla en su remisión inmediata al hospital de La Mesa.  Y cuando ella se lanzó, pasaba muy cerca un móvil de Auto Faca; cuando su conductor la vio caer, no supo cómo frenó, pudo atropellarla y generar un desenlace más trágico.

Algunos dicen que esta chica terminó con algunas fracturas, otros dicen que no le pasó nada grave, yo me inclino por lo primero, dada la forma como cayó, el impacto y la altura, pues el puente tiene una altura de cinco metros respecto a la carretera.  Supe que está viva, pero, ¿tendría consecuencias esta intentona en su sistema neurológico y en su movilidad?  Espero que no.  Y de paso, ojalá este sitio no se convierta en otro Viaducto de Dosquebradas, que en su tiempo se había convertido en otro paraíso para los suicidas, como lo fue el Salto del Tequendama en épocas antiguas.

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Sinceramente, no sé si admirar a esas personas que toman la decisión de acabar con su vida con sus propios medios.  Es una decisión difícil, pero a la vez demasiado impulsiva y hasta cierto punto, insensata.   Como lo cité, este hecho tuvo matices sentimentales, pero, ¿vale la pena abandonar este mundo y esta vida por una cuestión que pudo no ser cierta?

Cerca también estuve de tomar una decisión así, y en ciertos momentos la sopeso, pero, ¿de veras lo vale?  He dicho que le haría un favor a muchos, pero pienso que ese favor le haría aún más daño a otros tantos a los que sí me han valorado como corresponde.

Lo de ayer me ha dejado consternado, y eso que no vi el momento exacto de esa intentona.  Sentí que se consumó y por ello no quise ver nada.  Seguramente a aquellos que estaban más cerca y vieron todo, les consternó más.  Nunca había presenciado algo así en casa, y eso que no fue el primer intento de suicidio que conocí aquí.

A todos nos ha tocado sufrir más de la cuenta, y esa cadena perpetua que tenemos como vida es simplemente vivir.  Es la única condena en la que la prisión es disfrutar libremente de lo que tenemos.  ¿Qué ganamos acabando con dolor y sin un motivo aparente ese premio?

Espero no tener que presenciar algo así jamás donde quiera que me encuentre.  Y si llega un momento así, espero poder evitarlo.  Que el Señor siempre nos cuide y nos ilumine.

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