viernes, 31 de octubre de 2014

Adiós, Octubre.

Para este final de mes suelen coincidir la Noche de Brujas ("Halloween") y el Concurso Nacional de Bandas que se realiza aquí, en Anapoima.

Para mí, este fin de semana -que empezó ayer jueves, en la tarde-, es sagrado y nadie puede tocarlo; aunque debo estar pendiente de una situación particular.  Este fin de semana es el que me permite descansar de mí y de mis propios defectos, en ocasiones me causan más problemas de los que pienso.

Independientemente de eso, despido este mes escuchando música interpretada por bandas de viento, o "bandas de pueblo", como suelen decir algunos.  En mi percepción, ese último concepto dejó de tener cierta vigencia, y ya no solamente los pueblos poseen bandas, sino los colegios y algunas universidades.

Yo hice parte de mi banda de música, la grande y gloriosa Banda Municipal de Anapoima, en su segunda generación.  Y pese a ser un simple percusionista, me quedó este preciado gusto que no cambio por nada, escuchando bandas por muchos años y afinando poco a poco mi sensible oído, que no soporta ruidos infernales, sino el precioso sonido emitido por un instrumento de viento.

A esta hora de la vida, estoy escuchando el concierto de la Banda Sinfónica de Santa Cecilia, una banda juvenil de Villavicencio, traída por la organización del Concurso para rendirle homenaje a los Llanos Orientales.  Anoche, disfruté del regreso de Orlando "Cholo" Valderrama a esta tierra, después de siete años y medio y de la primera ronda, donde las bandas interpretaron obras de este gran cantautor.

El mes fue agridulce, la resaca por lo del Censo equivale a lo sucedido en ese fatídico Noviembre del 2004.  No valdrá la pena luchar por algo más, ya no quiero enviar una sola hoja de vida, me siento humillado en mi buen nombre.  Hasta de mentiroso me han tildado.  Ya no quiero tomar un solo medicamento más por muy enfermo que me encuentre, a duras penas me tomaré el antigripal y los antiparasitarios cuando corresponda; por culpa de esos químicos no tengo trabajo y no tendré nunca uno, haciendo mi vejez -que probablemente no llegará- indigna y frustrante.

Queda preparar el mes más ignorado de todos -Noviembre- y lo que será Diciembre.  Algo habrá que hacer para recuperar el dinero perdido por no tener ese trabajo por el que se luchó por casi seis meses.  De resto, que sea Dios el que decida qué hacer conmigo, porque yo seguramente me anticipé.

Cerrando este texto, comparto una interpretación de una banda sinfónica del himno del Llano, y a su vez, el himno del alma de los venezolanos, el joropo "Alma Llanera".

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si viene aquí a comentar, que sea para eso, no para armar pleitos. Si viene a otra cosa, váyase para su casita y deje que otros que sí tengan voluntad de comentar correctamente lo hagan.