martes, 2 de mayo de 2017

Trasteo.

Después de cuatro años, nos vamos de un extremo de Anapoima hacia el otro.  Pidieron la casa y el nuevo dueño, la remodelará, incluso dejando el patio sin los frutales que lo hacían único.  Ahora no me queda más cerca Bogotá, me queda más cerca Girardot y a las mujeres de la casa les tocará sufrir más para ir hacia sus trabajos.

Honestamente, preferiría vivir más cerca al centro, pero no pensaron en ellas, pensaron en la plata y en otras cosas.  Cuando alguien se trastea, debe pensar eso, en qué tan lejos le quedará su trabajo y qué tan cerca quedarán los sitios donde debe realizar sus trámites.  Al menos, le hacemos caso a Don Norman en mantener nuestra casa cerca de la carretera.

Ya visité la casa, y gracias a que hay un condominio exactamente encima del barrio, la señal de telefonía móvil falla.  Es una pena.  Hasta en eso hay que fijarse.  Espero que las palabras que se manifestaron, de que no sería una estancia larga, se cumplan.  El barrio podrá ser muy acogedor, pero esas taras, terminan incidiendo en el nivel de vida.  También hacen pensar en buscar algo para el futuro, a mediano plazo.

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