viernes, 21 de diciembre de 2018

Doce a uno.

La selección española de fútbol venía de ofrecer una irregular, tirando a mala, imagen en su Mundial, organizado en 1982, donde fue eliminada en la segunda ronda y jugando con buena parte de la nómina de la Real Sociedad de Fútbol, que venía de ser campeona de liga en dos ediciones consecutivas.  Bajo el mando de Miguel Muñoz, buscaba recuperar prestigio, y por qué no, acrecentarlo, ya que era una de las selecciones consideradas de segundo nivel dentro del ámbito europeo.

El 8 de Enero de 1982, meses antes del mundial español, se sortearon los grupos de clasificación de la Eurocopa a realizarse en Francia, los cuales se determinaron en siete -cuatro de cinco equipos y tres de cuatro-, donde solo clasificaría el que lograse el primer lugar.  En Mayo, Rumania y Chipre iniciaron el camino a Francia, pero nuestro equipo protagonista iniciaría en Octubre, ya que los demás equipos de su grupo iniciaron su camino en Junio.

España fue encuadrada en un grupo complicado, junto a los Países Bajos, a Irlanda, a Islandia y a Malta, coprotagonista de este texto.  Los de la Cruz de San Jorge iniciaron la eliminatoria derrotando 2-1 a Islandia en Messina, pero no volvieron a jugar hasta dentro de seis meses, donde en Aquisgrán (Alemania) fueron goleados 6-0 por los Países Bajos gracias a una sanción de la UEFA.  La Roja, venció 1-0 a una difícil Islandia en Málaga y en Noviembre empataron a tres ante Irlanda en Dublín.  Así ambas selecciones cerraron 1982.

Llegó 1983 y el 16 de Febrero, Juan Señor, figura del Zaragoza, anotó de penal el gol de la victoria ante los Países Bajos, equipo que a pesar de estar renovándose y caer de forma agónica en las eliminatorias mundialistas, aún tenía prestigio internacional.  El 27 de Abril, Santillana e Hipólito Rincón le daban la victoria a los españoles ante Irlanda, iniciando su declive para terminar eliminada.  En Mayo, España visitó a Malta en una difícil cancha en Ta' Qali, recientemente adecuada para el fútbol internacional, donde la experiencia y la garra hizo posible la victoria con goles de Señor, "Lobo" Carrasco y Rafael Gordillo.  Dos semanas después, Antonio Maceda, con un gol tempranero, bastó para ganar en Reikiavik.

Un parón de casi seis meses fue necesario para que España volviese a jugar, en la ansiada visita a Rotterdam, perdiendo por 2 a 1 con goles de Peter Houtman y un naciente Ruud Gullit.  Mientras tanto, Malta perdió sus partidos como local ante Irlanda y España, y como visitante ante Islandia, para sufrir una aparatosa derrota por 8 a 0 ante Irlanda.

Llegó Diciembre y la perversa gestión de los directivos malteses se hizo notoria, ya que aparte de hacer que se programaran sus últimos tres partidos como visitante, dejaron que sus dos últimos juegos se programaran en un lapso de cuatro días, y para variar, contra los rivales más fuertes del grupo.  Malta visitó Rotterdam el 17 de Diciembre y fue derrotada por 5 a 0, resultado del cual estaba muy pendiente España, pues esperaba que la Oranje no goleara o que los malteses sacaran por lo menos un empate, cuestiones que no sucedieron.  Ese resultado dejaba con pie y medio en la cita francesa a los Países Bajos.

Pero, España, se aferraba a una remota posibilidad...  Debía golear por diferencia de once goles a los malteses en aquella noche sevillana.  Los malteses llegaron dos días antes a Sevilla con muchos problemas durante su vuelo, e inclusive, no pudieron descansar apropiadamente en su hotel gracias al ruido que causaban los aficionados; mientras tanto, los españoles prepararon concienzudamente el partido adelantando la jornada de liga y convocando a quince jugadores, entre ellos dos porteros sin experiencia en partidos de selección, como lo fueron Andoni Zubizarreta y Francisco "Paco" Buyo, quien jugó ese partido.

Hasta la misma prensa española consideraba que era imposible anotar once goles en un partido, Miguel Muñoz consideró al respecto "hablar de un 11-0 es pensar en un milagro, aunque nada es imposible".  Los malteses, un poco más jocosos, citaron -en especial su portero, John Bonello-, que España no podría anotarle tal cantidad de goles ni siquiera a un equipo infantil y que no volverían a su país si les anotaran esos goles.  Y dicen que la lengua es el azote del rabo...

Llegó la noche en el Estadio Benito Villamarín -el estadio del Real Betis- bajo una pertinaz lluvia, que hizo que no se llenara completamente.  España atacó desde el primer minuto, haciendo que Malta se encerrara en su mitad, pero de una forma infame, pues dejó tantos huecos que parecían un queso gruyere.  Y a los tres minutos, Juan Señor tuvo la oportunidad de abrir el marcador a través de un penal que le cometieron al "Lobo" Carrasco, pero lo mandó al palo derecho de John Bonello.

Al cuarto de hora, un gran centro de Antonio Maceda es cabeceado con perfección por Santillana, para iniciar la faena; pero nueve minutos después, Silvio Demanuele -el cual confunden en las fuentes con Michael Degiorgio- recoge un balón en el mediocampo español, regatea y dispara desesperadamente, golpeando el balón en Maceda y desubicando a Buyo.  Empate en Sevilla y todo vuelve como antes, España debe anotar once goles más.  Santillana dejó el marcador 3-1 en tres minutos (26 y 29), aprovechando los huecos malteses; pero sus compañeros no pudieron ampliar más la ventaja, finalizando de esa forma el primer tiempo.

Antes de iniciar el segundo periodo, el mismo Santillana expresó ante la Radiotelevisión Española que lo intentarían, a pesar de todo lo que fallaron en el primer tiempo.  Hipólito Rincón le hizo caso y con un gran regate a los dos minutos de la reanudación, logró el 4-1; diez minutos después, aprovechando un descuido infame de John Buttigieg, anotó el quinto.  Maceda pagó su involuntaria deuda anotando dos goles en un minuto, aprovechando balones sueltos en el área, dejando en siete la cuenta de goles.  Faltaban solo cinco goles y veintiséis minutos de juego.

Otro regate sin oposición efectiva de Rincón dejó el marcador en 8-1 y pasaron doce minutos donde España quiso pero no pudo.  Ahí volvió la figura de Santillana, quien en otro balón libre en el área penal, venció sin problemas a Bonello, anotando su cuarto gol.  Rincón llegó también a cuatro goles dos minutos después, cuando ya Malta jugaba con diez por la expulsión de Degiorgio por pérdida deliberada de tiempo, al conectar un centro a corta distancia de Maceda.

Quedaban doce minutos y solo faltaban dos goles.  Manu Sarabia recibe un balón desde la línea de fondo y de primera intención vence a Bonello, ahora quedaban diez minutos.  Cuatro minutos después, Víctor Muñoz recoge un balón en mediocampo maltés, hace la pared con Señor, intenta eludir dos malteses pero le hacen zancadilla, un tercero rechaza mal y José Ángel de La Casa solo grita...

"Señor, Señor...  ¡GOOOOOOOOOOOOOOOL!  ¡GOL DE SEÑOR!  ¡GOL DE SEÑOR!  ¡ES EL NÚMERO DOCE!"

Así es.  El mismo jugador que iniciando el partido falló un penal que pudo ser el primer gol de esta hazaña, cerró el marcador anotando el duodécimo gol que necesitaba "La Roja" para clasificarse a la Eurocopa de 1984.  En ese momento, el técnico de esa selección española, Miguel Muñoz, solo atinó a decir "vamos a marcar tres más", pero solo pudieron anotar uno, el cual le fue anulado a Rafael Gordillo.  Ah, y solo hizo una sustitución, ingresó a Marcos Alonso -padre del homónimo jugador del Chelsea- por una de sus figuras, Rincón.

El campo de juego fue invadido apenas se anotó el duodécimo gol, generando riesgo para la selección española; inclusive a los mismos jugadores españoles les tocó echar a los hinchas a patadas.  De nuevo, los hinchas hicieron de las suyas apenas el árbitro turco Erkan Göksel finalizó el partido, sin siquiera reponer un minuto; invadieron completamente el campo y literalmente, borraron a los malteses, quienes dentro de esa marabunta se fueron directo al camerino, humillados, pues obtuvieron la peor derrota de su historia como miembros de la FIFA.

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Paseados en hombros, reconocidos como héroes, los seleccionados españoles celebraron esta victoria y dejaron lo que hoy se conoce como "La Furia", abandonando el sambenito de segundones que tenían en Europa, pese a tener una de las ligas más reconocidas del continente.  Hasta la política se pronunció ante esta manifestación deportiva, que duró hasta altas horas de la madrugada del día siguiente.  En los Países Bajos, la derrota se tomó con demasiada deportividad, culpándose del no haber aplastado a Malta como correspondía, para hacer más difícil la tarea a los españoles, y culpando a los malteses por el pésimo planteamiento del partido.  No faltó quien dijera que el partido estuviese arreglado.

Para los malteses, este partido fue una auténtica afrenta a su honor.  Victor Scerri, su entrenador, renunció apenas regresaron a su país, John Bonello fue reprendido por sus compañeros -tanto por su desempeño como por sus declaraciones- y varios integrantes de esa selección renunciaron para tomar otros horizontes profesionales.  La Asociación de Fútbol de Malta investigó las causas de este terrible resultado, no sin antes denunciar varias conductas incorrectas del público sevillano, concluyendo que el amateurismo, la mala preparación física, la falta de instalaciones apropiadas y la programación de partidos afectaron el desempeño del equipo y dejaron este resultado en los registros.  Como anécdota, el presidente de esa asociación para ese tiempo, George Abela, fue elegido como presidente de Malta en el 2009.

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España llegó con ínfulas de grande y así llegó a la final de París, donde perdió 2-0 con el anfitrión en una triste tarde de Luis Arconada, el portero de la Real Sociedad.  Desde esa derrota, y varios eventos desafortunados en los Mundiales y en las Eurocopas -no clasificó a la de 1992-, construyó de a poco su camino para lograr el Campeonato Mundial del 2010 en Sudáfrica, viendo pasar generaciones de jugadores que tuvieron prestigio internacional, pero que no eran capaces de demostrarlo jugando como un equipo.

Hoy, treinta y cinco años después, toda España y aquellos que admiramos a su selección de fútbol recuerdan esta hazaña sevillana, un imposible que se convirtió en milagro gracias a la tenacidad de doce jugadores que comprendieron la necesidad de cumplir con un objetivo, clasificar a una Eurocopa y limpiar la imagen de un equipo.  Los Buyo, Camacho, Goicoechea, Maceda, Señor, Víctor, Carrasco, Gordillo, Sarabia, Rincón, Santillana y Alonso, quedan en un recuerdo imborrable en el fútbol internacional.  Y los malteses, seguirán recordando esta fecha como infame y seguirán inventando argumentos para desprestigiar esta hazaña.

Y para terminar, ¡Sí, sí, sí!  ¡España va a París!

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Como colofón a este texto conmemorativo, comparto los siguientes videos:

1. Resumen de los goles.


2. Partido completo.


3. Reunión de varios jugadores que disputaron el partido, treinta años después.


4. Reportaje de "Fiebre Maldini", de Movistar+, titulado "El día más triste de Malta".


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