viernes, 5 de abril de 2019

Diez: El fin de una era.

Hoy se vivió uno de los días más tristes del fútbol de salón colombiano.

La selección nacional, aquella que suele darnos triunfos -más que el fútbol-, fue eliminada de forma triste, increíble y falta de esperanza del Mundial que se desarrolla en la Provincia de Misiones (Argentina).  Brasil, en un contragolpe causado por un horror de fundamentación del que se consideraba el mejor jugador del mundo, nos quitó la posibilidad de conseguir un tercer título mundial consecutivo y el cuarto de la historia para nosotros.  Desde 1997 no habíamos quedado por fuera de las semifinales mundialistas del fútbol de salón, incluyendo los eventos realizados por la extinta FIFUSA.

Colombia no se acomodó nunca en el Coliseo Ian Barney de Oberá.  En ese mismo coliseo, sufrió para vencer a una aguerrida y rocosa selección marroquí, que la tuvo contra las cuerdas durante buena parte de ese primer partido.  Hoy, se acentuaron todos los problemas mostrados el día lunes cuando se inauguró ese coliseo, y peor aún, el relevo generacional no funcionó como se esperaba, dependiendo en exceso de la veteranía y de la jerarquía de tipos como Pinilla, Estupiñán o Abril.

Pinilla, el mismo que cometió el error de intentar driblar a dos defensores que supieron escalonarse y marcarle para que no hiciera de las suyas, por poco regala el cuarto gol en una acción similar.  Estupiñán había manifestado su deseo de retirarse del deporte antes del Mundial, pero le suplicaron que se quedara y aceptó jugar ese evento, aún con su baja forma competitiva.  Se quedaron por fuera el goleador de la Copa Profesional -John Venté- y un gran prospecto como lo es Iván Monterrosa.  Lo cierto es que los "nuevos" jugadores que llegaron a la selección nacional no aportaron lo que debían, ya que, como cité, se dependió en exceso de los veteranos.

Este ha sido el segundo fracaso del deporte de conjunto más practicado en Colombia en menos de un año.  En Noviembre pasado, en Valledupar, un equipo que solo pensaba en hacer tacos y rabonas fue eliminado de forma contundente ante la vista perpleja de todo un país.  Hoy, cinco meses después, se confirma algo que puede ser la estocada final para el microfútbol, no hay un proceso deportivo firme que garantice la llegada de nuevos y mejores jugadores que los que están y no hay una seguridad financiera que le permita a la Federación de Fútbol de Salón y a la División Nacional continuar con los eventos nacionales y las Copas Profesionales.

Es difícil luchar contra los tentáculos de la FIFA y sus asociadas con su modalidad plagiada y falta de identidad, pero esta federación, con sus problemas, ha hecho posible que los torneos se mantengan, pero hay dirigentes que no son capaces de seguir una línea de pensamiento que respalde el actuar de Manuel Enrique Sánchez.  En Bogotá, la liga prácticamente es un espejismo, y en Cundinamarca, no es posible que en 116 municipios no encuentren talentos suficientes para confrontar a los que se ven en sus torneos, que difícilmente superan los veinte municipios participantes, sin contar a aquellos municipios que se dejaron tentar por aquel plagio y ya están viendo cómo los maltrata sistemáticamente la liga responsable de ese adefesio.

Sé que en el 2020 deben presentarse cambios en las estructuras directivas de varias ligas del país, espero que de todo corazón, esos cambios representen la necesidad de reflotar el deporte insignia del pueblo colombiano y no se vendan por un puñado de billetes de color púrpura a una modalidad representada por una entidad corrupta y desdeñosa como la Federación de Fútbol -me disculpan los practicantes del fútbol por los términos, pero el escándalo de la selección femenina y otras cosas que se comentaron en una edición de "El Alargue", de Caracol Radio, me dejan esa imagen-, manteniendo a los deportistas que se formaron en esas canchas de barrio en esa estructura y buscando el apoyo de la empresa privada, ya que como conocemos, le aporta más al fútbol que a otros deportes que incluso, han logrado medallas olímpicas.

¿También debe existir algún relevo en la dirección técnica de nuestra selección "micrera"?  Considero que sí.  Nadie niega la capacidad técnica del profesor Jaime Cuervo, a quien respeto y admiro, pero en esta ocasión, se equivocó y ya sabemos los resultados; la próxima Copa Profesional debe ser el campo de estudio para la escogencia del nuevo director técnico de la selección nacional y hay varios candidatos visibles.  En cuanto a los jugadores, muchos de ellos mostrando lealtad al deporte en el cual se formaron no cediendo a las vanas pretensiones de aquel plagio antes de "su" mundial en el 2016, deberán ser las voces cantantes de una renovación que se clama a gritos y defender la integridad de un deporte formado en las barriadas, que se ganó un espacio en el panorama deportivo nacional a pulso y que así los intereses económicos pretendan su desaparición, difícilmente perderá su estatus como parte íntegra de la identidad colombiana.

No siendo más, me entristeció ver derrotada a una gran selección, pero no puedo quedarme callado ante lo visto y analizado partido tras partido.  Es el fin de una era, pero si no nos movemos, podrá ser el fin de un bello y maravilloso deporte.

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