lunes, 26 de enero de 2015

Miss Universo.

Anoche, Colombia se fue a descansar con la noticia del segundo título que consigue en el denominado mayor concurso de belleza del mundo, Miss Universo, gracias a Paulina Vega, una joven barranquillera que había conseguido su título de Señorita Colombia en el 2013.  Desconocí las razones por las cuales la edición 2014 del concurso manejado por Donald Trump -un millonario que no ha sido precisamente un santo, no digamos mentiras- se realizó en este Enero, a decir verdad no quiero adentrarme en esos detalles aquí.

Lo que quiero comentar, es que en esa noche dominical, muchos estuvieron pendientes de la transmisión propiamente dicha, realizada por el Canal Caracol para nuestro país, y de las redes sociales, especialmente Twitter.  Todos le sacaron punta a todo lo que sucedía en el Estado de Florida, en especial cuando Paulina Vega recorría la pasarela y sus "fuertes rivales" hacían lo mismo.

Poco a poco se superaban los cortes, las quince, las diez, las cinco...  Y llegaron las famosas preguntas.  Ahí fue Troya.  Más de uno apaleó virtualmente a nuestra representante por su famoso "es una pregunta muy difícil".  ¿Quién no se pone nervioso y con ganas de salir corriendo de donde está en un momento de esos?  Inclusive, alcancé a decir allá que no ganaría, pero...

Todos decían que el momento más tenso de ese evento lo protagonizarían Jamaica y Colombia.  No sucedió.  Jamaica fue elegida tercera princesa y más de uno se frotó las manos, aún a sabiendas de que la candidata de Estados Unidos podía ganar sin ser favorita.  Ucrania y Países Bajos salieron también de la contienda y quedaron para ese momento, precisamente, la colombiana y la estadounidense.

Aquella comparación odiosa de los "caballos del dueño", aplicable incluso en nuestro fútbol, se estaba cumpliendo para esa selección final, quedaba solamente el anuncio por parte de los maestros de ceremonia de la nueva portadora de la valiosa corona.  Ellos anunciaron "Colombia" y algunos creyeron que este país tendría otro segundo lugar, pero la costumbre había cambiado y esta tierra tendría un segundo título en Miss Universo.

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Poco a poco he perdido la costumbre de seguir estos certámenes, ya por vejez, ya por ver las cosas de otra manera.  Había llegado tarde a casa, cansado, convaleciente y con un regalo aparatoso -y bien delicioso- que gentilmente me entregaron.  Así, como narré esos párrafos, seguí esa transmisión.

Cambio de orilla, y me pregunto con más vehemencia si algo así ayuda a un país que necesita salir adelante.  Quizá, objetivamente.  Para mí, no lo creo.  Siento que eso es más desastroso que lo que ha logrado el fútbol.  Han comparado eso con los logros de ciertos futbolistas y no es para nada correcto.  Incluso han mezclado eso con el proceso de paz y ya se raya en la incoherencia.

Lo cierto, es que me reí mucho con algunos comentarios en Twitter, comentarios agradables y sin ánimo de denigrar de estas jóvenes.  De los otros, pues, ni los leí, ya se asemejaban a David Letterman y su desagradable comentario sobre Andrea Noceti.  Este país se olvidó por una noche de su propia realidad y se volcó, de forma festiva en algunas ciudades, a celebrar lo sucedido; un claro ejemplo fue la Costa Atlántica.

¿Que si nuestras mujeres son las más bellas del mundo?  Es un criterio excesivamente subjetivo, tanto por lo individual como lo colectivo, no me adentro en el tema de los "requisitos", porque hay tantas diferencias que hasta una pelea se podría formar.  Lo que es cierto, es que nuestras mujeres son capaces de salir adelante y luchar contra las propias costumbres impuestas por la misma sociedad desde la Independencia.

Los medios le han dado todo el cubrimiento necesario, quizá excesivo, pero el mismo entorno se encarga de hacer este tema a un lado.  Yo lo hice apenas me fui a dormir, había algo que hacer en este día.  Y se hizo a conciencia.

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