martes, 1 de julio de 2014

¡El Caldas es campeón!

Anapoima, 1 de Julio del 2004.

Disfrutaba de unas deliciosas y merecidas vacaciones en el que sería mi "último" año de universidad, y en ese mismo tiempo, seguía con cierta ansiedad y cierto esmero la campaña del Once Caldas de Manizales en la Copa Libertadores de América.

Debo confesar que el Caldas no es mi equipo del fútbol colombiano del cual soy hincha, pero me simpatiza lo suficiente como para tenerle algo de cariño.  Y ese equipo del 2004, me garantizaba el guardarle más cariño de lo normal, al mismo nivel del que le tengo a Nacional, si puedo decirlo.

Venían de ser campeones del rentado nacional en el primer semestre del 2003, al derrotar al Júnior en su estadio, el Palogrande.  Fue acompañado por el Deportes Tolima -campeón del segundo semestre- y por el Deportivo Cali -mejor reclasificado-.  El Tolima caería sorpresivamente por el Deportivo Táchira en la fase de grupos y el Cali caería en cuartos de final frente a River Plate, después de eliminar al Cruzeiro en Belo Horizonte.

¿El Caldas?  Perfecto, gracias.  En su fase de grupos -el Grupo 2-, debió enfrentar a Vélez Sarsfield, al Maracaibo y al Fénix uruguayo.   Inició su recorrido venciendo 3-0 a los uruguayos en Manizales, seguido de una victoria en Maracaibo por 2-1.  Perdió su primer partido en el José Amalfitani por 2-0, pero consiguió vencer a los de Liniers en la revancha en Colombia por idéntico marcador.  Aseguró su clasificación con una victoria ante el Maracaibo por 2-1 en el Palogrande.  El último partido en Uruguay fue un trámite, terminó empatado a dos goles.

El verdadero camino iniciaba en Mayo.  El rival era el Barcelona de Guayaquil.  El primer partido terminó empatado a cero, pero el segundo, deparó sufrimiento.  José Gavica, a los cinco minutos del segundo tiempo casi entierra la ilusión del Caldas, pero Jorge Agudelo salvó los muebles a siete minutos del final.  La serie se fue a los penales y los "blancos" fueron más efectivos llevándose la serie por 4-2.

Se reducían los contendores y el Caldas debería enfrentar a un grande del fútbol brasilero y sudamericano, el Santos.  En Brasil, vestidos de negro, aguantaron ochenta y tres minutos, porque Basilio había anotado el gol para el "pez"; pero cuatro minutos más tarde, Arnulfo Valentierra consigue el empate y una pequeña ventaja para el partido de Manizales.

Allá, en el Palogrande, el 27 de Mayo, faltando veinte minutos para finalizar el partido, sucedió esto:



Otro rival grande del fútbol brasilero vendría a Manizales, el Sao Paulo.  En el Morumbí, el Caldas se trajo un valioso empate a cero, que permitía soñar con la final.  En Manizales, Herly Alcázar abría el marcador a los veintisiete minutos, pero Danilo, aprovechando que Samuel Vanegas estaba siendo atendido por los médicos, empató cinco minutos después.

Todo apuntaba a los penales, pero en la agonía del partido, aparece esta magistral jugada:


Así, solo quedaba esperar al que quizá fue el mejor equipo sudamericano de la década pasada, el Club Atlético Boca Juniors, quien venía de eliminar a su archirrival, el Club Atlético River Plate, en el mismo Estadio Monumental de Buenos Aires.  El primer partido se jugó en La Bombonera, el 26 de Junio, donde el Caldas, de negro nuevamente, en una muestra de coraje, amor por la camiseta y concentración, sacó un empate a cero.  Recuerdo mucho la anécdota que me comentaron sobre John Viáfara en ese partido, donde no pudo aguantar sus ganas de vaciar sus intestinos y tuvo que terminar jugando en una condición que espantaba a los jugadores de Boca.  Recuerdo la chilena de Samuel Vanegas.  Recuerdo el tiro libre de Elkin Soto que pegó en el palo.  La Bombonera enmudeció al finalizar ese partido.

El partido de vuelta en Manizales, fue apoteósico.  El Palogrande había completado su capacidad de cuarenta y cinco mil espectadores, casi todos hinchas del Once Caldas.  En todo el país, todos estaban pendiente de ese "equipo de todos" en el que se convirtió el "blanco-blanco" de Manizales, que enamoró a más de un hincha.  Dentro de ese marco, antes de los diez minutos, John Viáfara fusila a Abbondanzieri desde unos cincuenta metros y desata la alegría en nuestra Manizales del alma.

Pero, los partidos duran noventa minutos y en el minuto siete del segundo tiempo, Nicolás Burdisso aprovecha un espacio y convierte un cabezazo en el empate en la serie, el cual no se alteró al final del partido.  A los penales se definiría esta Copa Libertadores de América.

Arnulfo Valentierra abriría la serie de penales, pero falla su disparo siendo atajado, algo acostumbrado en su carrera deportiva, sin demeritar su capacidad para convertir tiros libres en goles.  Rolando Schiavi, "El Flaco", iniciaría la serie para los "xeneizes", pero mandó el balón fuera del estadio.  Elkin Soto, el crédito de la ciudad, cobra bien y anota el primer gol de la serie.

Aquí aparece la figura de Juan Carlos Henao.  El arquero, santo y seña del club manizalita, pero nacido en Riosucio, le ataja el penal a Raúl Cascini.

Wilmer Ortegón, el experimentado jugador vallecaucano, debía anotar el tercer penal, pero lo falló, también atajado.  Nicolás Burdisso, el mismo que había enviado la serie a esta dramática definición, también falló, enviando su disparo al horizontal.

Cuarto cobro para ambos.  Jorge Agudelo, el mecánico automotriz y héroe en las series ante Barcelona y Sao Paulo, convirtió el penal.  Solo quedaba que Henao le atajara el penal a Franco Cángele o que este lo enviara lejos del arco.  Y lo segundo sucedió.  ¡Once Caldas campeón!  ¡Se convirtió en el segundo club campeón de la Copa Libertadores de América!

¿Quién puede olvidar a Juan Carlos Henao?  ¿Quién puede olvidar a Samuel Vanegas y a Édgar Cataño?  ¿Quién puede olvidar a John Viáfara y a Rubén Darío Velásquez?  ¿Quién puede olvidar a Arnulfo Valentierra?  ¿Quién puede olvidar a esa dupla inverosímil de delanteros compuesta por Jeffrey Díaz y Herly Alcázar?  ¿Quién puede olvidar a Dayro Moreno en sus inicios?  ¿Quién puede olvidar la contribución de Wilmer Ortegón?  ¿Cómo ignorar a Elkin Soto, "El Sultán"?  ¿Cómo ignorar a Diego Arango y a Raúl Esneider Marín?  ¿Cómo ignorar a Jorge Agudelo y a Jonathan Fabbro?

No podemos olvidar tampoco a Miguel Rojas, a Edwin García, a Germán Casas, a Javier Araújo, a Sergio Galván, a César "El Indio" Hernández, a Alexis Henríquez, a Edwin Móvil, a Mauricio Casierra, a Rolando Ramírez y a Juan Carlos González.

¡Y no podemos olvidar, por nada del mundo, al cuerpo técnico liderado por Luis Fernando Montoya!

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En esa cálida noche, en este poblado, se había determinado instalar una pantalla gigante para que el pueblo pudiese ver el partido.  Yo, lo vi en casa junto a mi familia; mi papá lo vio en Funza, en su residencia.  Cuando finalizó el partido, salí a celebrar, en calma, junto a algunos amigos.  A alguien llamé en esa noche, recuerdo a quien, quizá en un desesperado intento por arreglar las cosas.

En Manizales, todo fue una fiesta.  La Feria de Manizales se había adelantado.  Todos estaban contentos con el equipo de su ciudad, con su Once Caldas del alma. En el resto del país, como aquí, los hinchas y los simpatizantes de ese equipo de vestimenta blanca, se celebró ruidosamente semejante éxito.  Nadie había podido pasar por alto semejante hazaña, de un equipo de los considerados "chicos" de nuestro fútbol profesional.  Lo lograron.  Con merecimientos.  Con mucho coraje.  Con mucho amor por el club.

Sigo siendo simpatizante del Once Caldas, ojalá puedan volver a una Libertadores y repetir una hazaña similar.  Quiero también lo mismo para mi Nacional.  Y como pude observarlo en un especial que Guillermo Prieto -a.k.a. "Pirry"- hizo sobre esa hazaña, este tipo de celebraciones deben llevarse en paz, a través de las hinchadas, no como suelen hacerlo algunos antisociales que ven esas manifestaciones como motivo para derramar sangre.

De todas maneras, solo queda decir...

¡Muchas gracias, Once Caldas campeón!

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