martes, 21 de marzo de 2017

Veinticinco: El arquitecto de los Bulls.

Hoy falleció a los setenta y siete años Jerry Krause, reconocido por ser el gerente general de los Chicago Bulls que consiguieron dos "tripletas" de la NBA en los años noventa, la primera entre 1991 y 1993, y la segunda, entre 1996 y 1998.  Pero, aparte de tener buen ojo y mucha suerte, sus decisiones fueron muy polémicas durante esa estancia en los Bulls, generándole una no muy poca cantidad de enemistades tanto con jugadores como con entrenadores.

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Oriundo de Chicago, practicó el beisbol en  su juventud y después de cursar sus estudios universitarios, se integró a la organización de los Baltimore Bullets -que después de mudaron a Washington-, donde se le acredita haber descubierto a Earl Monroe y donde buscó contratar como jugador a Phil Jackson.  Dejó Baltimore y se convirtió en observador -scout- para las franquicias de Phoenix, Filadelfia, Lakers y Chicago, pero abandonó brevemente el baloncesto para retornar al beisbol, exactamente a una de las dos franquicias de su ciudad, los Medias Blancas.

En 1985, los Bulls lo llamaron para que asumiera el cargo de gerente general, reemplazando a Rod Thorn.  Para ese entonces, la franquicia no había ganado un solo título NBA y había sido adquirida por Jerry Reinsdorf, dueño de los Medias Blancas desde 1981.  Y desde ahí, se ganó su fama, buscando reconstruir el equipo transfiriendo jugadores que no eran convenientes, buscando buenos jugadores en los drafts y fallando en la contratación de otros.  Scottie Pippen, Horace Grant y el mismísimo Michael Jordan son prueba fehaciente de sus buenas búsquedas.  Pero, el traspaso de Charles Oakley en 1988, anunciado por televisión, uno de los pocos jugadores que era capaz de respaldar a Jordan durante sus encontrones físicos contra Detroit y Nueva York, le granjeó el ser enemigo de Jordan, que incluso se le burlaba en la cara sin ninguna vergüenza y el ser apodado "Migajas", porque siempre aparecía en el vestuario con su traje lleno de restos de donas y de otros alimentos hechos a base de harina.  Por Oakley, llegó Bill Cartwright, un jugador más veterano, pero con el cual Jordan no se sintió a gusto, aunque fue importante en los tres primeros títulos de los Bulls.

En 1990, Krause se encantó con la manera de jugar de un croata llamado Toni Kukoc, que destellaba en Europa para la Jugoplastika y fue seleccionado por la franquicia en el draft de ese año.  Antes de que llegara, Kukoc decidió jugar en Italia y los Bulls consiguieron sus tres primeros títulos.  Pippen no quiso relacionarse con Kukoc para ese tiempo y de paso contagió a Jordan con el fin de marginarle, pero al fin y al cabo, el croata llegó en 1993, con el fin de rearmar el equipo luego del primer retiro de Jordan.  Comprendieron ellos -Pippen primero, a pesar de algunas desaveniencias dentro del campo- que no valía la pena enemistarse con el croata, que era mucho mejor terminar de cargarse a Krause.

Jordan volvió en 1995, después de una mala experiencia con el beisbol y eso motivó a Krause a armar un equipo campeón.  Antes de su retorno, consiguió los servicios del australiano Luc Longley y mandó a los Spurs a Will Perdue, para traer al excéntrico Dennis Rodman.  Se hizo también a los servicios del eficiente Steve Kerr.  Así, los Bulls ganaron tres títulos seguidos, ante Seattle y las dos finales ante Utah.  Pero, la relación con los referentes y con Phil Jackson, quien llegó después de despedir a Doug Collins, se deterioró por completo.  Cada uno de ellos renovaba solo por una temporada, directamente con Reinsdorf, pues Krause estaba haciendo de villano cada verano, donde se marca el receso entre temporadas en la NBA.

En 1998, Jordan anunció su segundo retiro y Pippen abandonó la franquicia, junto a Phil Jackson.  Ellos dejaron solo a Krause, quien decidió rearmar el equipo, pero con decisiones muy desastrosas.  Eligió jugadores en los drafts que nunca rindieron en la franquicia, pero sí en otras al dejarla, como el polémico Ron Artest o Elton Brand.  En el 2002, le puso la cereza al pastel eligiendo a Jay Williams, un prometedor jugador, pero que arruinó su carrera en un accidente de motocicleta que por poco le cuesta la vida.

La salud, resumida en sus problemas de obesidad, hizo que Krause se retirara del baloncesto, obteniendo algunos cargos como observador en franquicias de la MLB durante sus últimos años, lejos además, de los reflectores.  No muchos en Chicago guardan un buen recuerdo de él, no solo por lo hecho dentro de los Bulls, sino por una máxima que pronunció y dejó una imagen de ser alguien que pasa siempre por encima de las personas que tiene a su alrededor: "Son las organizaciones, y no los jugadores, los que ganan títulos".

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Es imposible hablar de la historia de los Bulls sin hablar, al menos en un renglón, de Krause.  Todos recuerdan a Jordan, a Pippen, a Phil Jackson, a Rodman, la base de la segunda tripleta.  Muchos aficionados al baloncesto en el mundo se hicieron a ella gracias a esos Bulls.  Pero, ¿es justo olvidar a ese tipo regordete, con restos de harina en sus trajes, y que era bizco, por los aciertos que tuvo?  Quizá no lo sea, pero se mantuvo fiel a su máxima y dejó a los Bulls como una franquicia perdedora.  De él podemos aprender que para construir organizaciones ganadoras, hay que combinar elementos ganadores, y en todos los deportes, se cumple lo que acabo de citar.

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