Estos dos días los pasé en casa, ya que mañana tengo un taller de obligatoria asistencia en la Gobernación de Cundinamarca. Ha llovido, he podido descansar más tiempo, empecé a dejar listas mis cosas para un seguro trasteo, y así.
Me cuesta mucho olvidar mi tierra y como lo dije, a la siguiente madrugada debo partir. Extraño el clima, extraño el ajetreo cuando sucede, extraño la tranquilidad que reina. Extraño también, el poder caminar por sus calles y saludar a todos aquellos que aprecio.
Un amigo me dijo que debía olvidar Anapoima y aquí le respondo: ¡Nunca lo haré!
Seguramente volveré después de esta etapa, tarde o temprano, pero de eso ya estoy seguro.
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