miércoles, 12 de abril de 2017

Tres: Aves.

Hoy sí pude viajar a Bogotá, y el plan, diseñado desde el lunes y postergado por ese asunto de salud, era visitar en su último día una exposición fotográfica sobre aves que se mostraba en un salón cerca a la Estación Flores.  Madrugué, me arreglé, salí, y sobre las siete ya estaba en Bogotá, para hacer luego el tránsito en un bus del SITP y llegar antes de las ocho y media al salón.

Una ansiosa espera por ver qué habían capturado en nuestros entornos rurales me puso algo nervioso, y sobre las nueve, ingresé por primera vez a la exposición.  Aún no había llegado el autor, pero, así, solo, observé detenidamente una por una las fotografías de la misma.  Salí con un poco de sinsabor, la persona que me atendió  y decido dar una vuelta por las cercanías, como por hacer tiempo como para averiguar cosas que necesitaba en mis labores.

Vuelvo, y me encuentro con Álvaro Andrés, el autor de la exposición, con el fin de conocerlo y de .  Este retorno, fue mucho más detenido y animado en cuanto al recorrido de la exposición.  Supo elegirlas, y como uno podía elegir su favorita, elegí una de un pico de plata, la cual fue lograda en alguna montaña de San Juan de Rioseco.  Hubo varias fotografías que se capturaron en Cundinamarca.  Y otras tantas, en los Llanos y en los paisajes cenagosos del Magdalena.  El tiempo pasó lento, y créanme, puede ser Álvaro Andrés un herpetólogo, pero hizo muy bien su trabajo logrando una exposición de una familia tan distinta a la que maneja.

Mi entorno, también ha estado rodeado de aves, y no solamente de corral.  Por Anapoima, cruzan muchas especies de aves, entre migratorias, ornamentales e incluso, carroñeras.  Mi familia, por ambos lados de sangre, ha poseído muchas aves, inclusive, de especies que no se pueden tener en casa.  A Don Norman le encantan los turpiales.  Doña Myriam prefiere especies ornamentales, y ahora, tiene una lorita que heredó de su última aventura comercial.  En ocasiones, veo bandadas de canarios por algunas partes de Anapoima, buscando semillas o trocitos de fruta, logrando su objetivo.

Es triste para mí ver, que algunos inconscientes tiran chicle mascado al piso para que estas aves se atoren al intentar tragárselo y se asfixien.  También, es triste ver cómo los árboles que no solo adornan, sino que también refrescan el entorno nuestro, están desapareciendo, y con ellos, los nidos que estos animales forman para multiplicarse y llevar, cuando pueden las semillas para que otras especies de plantan crezcan en el mundo.  Esta visita, me dejó una enseñanza clara, si cuidamos nuestro entorno, nuestros bosques, nuestros llanos, nuestras ciénagas, nuestras montañas, cuidamos a nuestras aves y ellas seguirán adornando con su canto cada mañana.

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