sábado, 15 de abril de 2017

Cero: Un amargo día.

Sobran las palabras.  En mi propia casa me amargaron mi día, mi cumpleaños.  Ni el postre que me dejaron, ni las ocupaciones que tuve, mitigaron ese sentimiento.  Como ha sido costumbre, han sido pocas llamadas y mensajes los recibidos.  La noche fue corta, porque había que ganarse el regreso; no bebí ni una gota de licor ni departí con los que conozco.

Solo queda decir que en días así, nunca dejen solas a las personas, en especial a los más allegados.  Una palabra que venga desde el corazón, siempre es bienvenida.  Y si ese receptor necesita una señal para alegrarse, todavía se recibirá con agrado esa palabra.

Ya son treinta y tres abriles encima.  El futuro es incierto y quizá pinte feo.  Estos quince días que restan serán cruciales.  Pero, hoy, el día que quería al menos pasar con una sonrisa en el rostro, se dañó.

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