miércoles, 19 de marzo de 2014

19 de Marzo.

Hombres necios que acusáis
a la mujer, sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis;
si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

(Redondillas, Sor Juana Inés de La Cruz)

Hoy se celebra el Día de San José, y por costumbre algo errónea, se celebra el "Día del Hombre".

No soy persona de celebraciones excesivas, queridos lectores.  Siento que he defraudado a muchos -¿debería decir muchas?- como hombre por varias cosas, algunas narradas en el texto anterior y otras que hacen parte de etapas pasadas.

He agredido físicamente, he agredido verbalmente, a algunas mujeres.  Quizá por la inconciencia de la rabia, sí.  Pero he agredido.  Esas mujeres a las que agredí, me han perdonado.  Pero aún tengo el recuerdo de haberlo hecho, el cual me incita a no hacerlo nuevamente, nunca jamás.  No lo merecen, nunca lo merecerán.

Inclusive me han surgido pensamientos sobre hacer algo que les hiera su orgullo femenino.  ¡No podría hacer eso, por más que quisiera!  ¡En mi casa, en el colegio y en todo lado he aprendido a respetar a las mujeres!  ¿Qué será de mi vida cuando el que vive allá abajo se apodere de mí y cometa semejante atrocidad?

Les respondo, pongo fin a mi vida, sin peros.

Siendo así, uno debe ser gallardo, es la esencia del hombre.  Esa gallardía incluye el respeto por su contraparte humana, el temor de Dios y la conciencia sobre sus propios actos.  Esa gallardía se ha perdido en muchos hombres, que en vez de de respetar a sus mujeres, empiezan con piropos morbosos y luego, las golpean, las violan, las asesinan, dejando de ser hombres y convirtiéndose en monstruos sedientos de sangre.

Le agradezco a Dios infinitamente por no dejarme convertir en un monstruo, y por no dejarme llevar de mis malos pensamientos.

Pido perdón nuevamente a aquellas mujeres que se han sentido agredidas por mi actuar, espero que entiendan mi pesar.

Y como había dicho que no soy de celebraciones excesivas, no suelo celebrar con efusividad este día y el 8 de Marzo.   Todos los días se debe celebrar algo por las mujeres, en santa paz y con respeto.  Se lo merecen.  Tanto por ser nuestra contraparte humana como por ser la alegría que complementa nuestros corazones.

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