domingo, 23 de marzo de 2014

Domingo.

Un domingo significa descanso.  Un domingo significa salir de casa.  Un domingo significa reflexionar.  Pero para muchos de mis paisanos que aún viven en esta meseta, significa trabajo.

Como alguna vez he contado, este poblado depende mucho del turismo y es necesario que esa maquinaria sin humo, ni engranajes, ni grasa funcione adecuadamente.  Por esa razón, muchos conocidos deben trabajar, especialmente los que lo hacen en clubes, condominios, mercados y otros establecimientos, para ganarse el sustento diario y garantizarse no solo su futuro, sino el de sus familias.

Yo también debo ganarme mi sustento el domingo.  Desde hace muchos años lo hago, desde la informalidad y con las ganas de servirle a la gente.  He tenido domingos buenos, malos y perversos.  De ahí también ha salido algo de mi prestigio.  No es suficiente dadas las circunstancias y dados los eventos que me han sucedido, pero al menos denota la lucha por sobrevivir e intentar salir del pozo en el cual me encuentro.

Otros paisanos, especialmente los campesinos, de los cuales tengo un alto porcentaje en mi linaje, vienen al pueblo a comprar el mercado, a la misa y a tomarse unas cuántas cervezas.  Los que viven en la urbe, seguramente descansan de todo el trajín de la semana o de la rumba del sábado anterior.  Todos ellos disfrutan de su domingo.

Vuelvo al sitio de aquellos que deben sacrificar su domingo trabajando.

Extrañan a su familia, extrañan los buenos momentos que deberían estar viviendo con ella en este día, pero vale más el esfuerzo, el sudor y la sangre que deben poner de su parte.  Vale más, el dinero que ganarán en el día, en la quincena, en el mes.  Vale más, el futuro propio y el de su familia.  Vale más, el deseo de salir de la pobreza y de las carencias que poseen.

Todas esas personas que deben hacer este gran sacrificio, son los que empujan la economía de esta meseta, prácticamente solos.  Algún día, la Anapoima agrícola de antaño volverá a ser el motor de nuestra economía y acompañará a estas personas que han sacrificado muchas cosas para atender a aquellos que por motivos de placer, tocaron su puerta.

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