viernes, 30 de mayo de 2014

¿Cómo me convertí en ingeniero sin computador? (Parte III)

Vamos con mi tercer año, el que casi me hace perder toda intención de continuar.

El 2002: El año donde se vivió el fracaso demasiado cerca.

Era el año del mundial.  En Febrero, inicié mi quinto semestre, con algunas novedades.  Ya dejaba de ver Física, la que correspondía ver en ese semestre la vi el semestre anterior.  Tendría profesores nuevos para algunas materias, como Análisis Numérico.  Volvería a encontrarme con el profesor que me dictó Lógica, pero en otra asignatura.

Así fue el orden de mis asignaturas: Probabilidad y Estadística Aplicada, Ingeniería de Software I, Sistemas Operativos I, Análisis Numérico y Procesadores y Arquitecturas.  Sistemas Operativos I la iniciamos con cierto atraso, pues no hubo profesor que la dictara por poco más de un mes.

De ese semestre puedo recordar que me volé varias veces de clase para poder cumplir con algunos compromisos deportivos, entre esas voladas, se incluye el terminar a las carreras un parcial de Análisis Numérico.  Fui subcampeón del campeonato de fútbol de salón semestral con un equipo que armaron algunos compañeros de Marcela, entre ellos, algunos paisanos.  Tuve un dilema moral respecto a un incidente que tuvo como protagonistas a dos compañeras.  Fuera de la universidad, allá inicié mi álbum mundialista, aunque tuve que finalizarlo pasado el semestre, en La Mesa, pues no abundaban los recursos para seguir consiguiendo láminas, pero así conocí muchas partes de Girardot que no conocía en ese tiempo.

¿Las notas?  Muy, pero muy regulares.  No le tuve paciencia al Assembler, en Procesadores y Arquitecturas.  Fui el peor del salón en Probabilidad gracias a un trabajo que no pude entregar, todo por no tener ni un computador ni saber manejar herramientas de almacenamiento y compresión de archivos.  En Análisis Numérico me fue muy bien, aprendí a defenderme con los sistemas numéricos.  En las otras materias, pues, se hizo lo que se debía y aún seguía vivo, a pesar del promedio.

===========

Había pasado el Mundial, lo había ganado Brasil, y era cuestión de semanas para que llegara el sexto semestre.  Volvía a encontrarme con el profesor Genaro Bernal desde el primer semestre, pues él fue mi profesor de Álgebra Lineal y la materia que vería tenía muchos conceptos de esa.

Esa materia, se llamaba Investigación Operacional I.  Las otras materias que vi fueron, en su orden: Sistemas Operativos II, Ingeniería de Software II, Matemáticas Financieras, Metodología de la Investigación y no estoy 100% seguro si vi una sexta materia.

En ese semestre, viví el infierno nuevamente.  Por obra y gracia de un compañero y a la vez, pésimo líder, casi pierdo Investigación Operacional I.  El examen final era un trabajo grupal y al salón lo dividieron en dos grupos de casi quince personas, yo terminé en el segundo grupo, el que debería ir a una fábrica de artículos de seguridad en Flandes.  No me hicieron sentir cómodo en el grupo, no me sentí partícipe, y para variarla, el "cabecilla" de ese grupo solo le preocupaba cierto número de personas.  Perdí la materia de entrada, pero los buenos oficios de los profesores Ancízar Barragán y Rafael Rincón le cambiaron la percepción al profesor Genaro y pude presentar el trabajo nuevamente, pero solo y literalmente tirando al abismo al otro compañero víctima de ese mal líder.  Nunca me había sentido tan mal por dejar solo a ese compañero.  Pasé raspando, repitiendo la experiencia de ser el peor de la clase, como en el semestre anterior.  Y por esa cuestión, me tuve que perder la graduación de mi hermano Óscar y la consiguiente fiesta.

Me fue muy bien en Matemáticas Financieras y en Metodología de la Investigación.  Con esas dos materias tengo una anécdota lindísima.  Por un mal cálculo había perdido un quiz de esa matemática y salí muy furioso del salón, la segunda clase la tenía con la profesora Gloria Medina en el siguiente horario.  Ella me vio muy triste y me dice: "M'hijo, tenga cuidado, no se exceda en eso porque termina enfermándose".  No le hice tanto caso después de algunos años, pero a esta hora de la vida, sí que vale la pena ese consejo.

Debí volver a ver a mi profesor de Bases de Datos en Ingeniería de Software II, con los mismos problemas, enfocándose solo en unos pocos y los demás podían irse al infierno.  Algo similar pasó con Sistemas Operativos II, donde me di cuenta, que a pesar del deseo personal del profesor -el ingeniero Montoya- de que todos aprendieran, que tampoco se preocupaba por el grupo.  En ambas, me fue muy regular.

Fue un final de año muy amargo, donde empecé a darme cuenta con qué clase de personas estaba tratando.  Creería que más de uno empezaba a darme por muerto desde ese día, pero no se esperaban que apareciera en el siguiente semestre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si viene aquí a comentar, que sea para eso, no para armar pleitos. Si viene a otra cosa, váyase para su casita y deje que otros que sí tengan voluntad de comentar correctamente lo hagan.