martes, 13 de mayo de 2014

¿Para qué pelear?

Hoy tuve uno de esos días que preferiría olvidar.

Alguien por ahí, innombrable, pero que podría definir como un gamín en corbata, un chabacano de marca mayor, hizo rebosar la copa y como Poncio Pilato, se lavó las manos y no fue lo suficientemente hombre para asumir su responsabilidad.  A las manos tuve que irme con ese tipo, pero terminé lastimado en mi brazo derecho, máxime si aún tengo enferma esa extremidad.

¿Por qué mucha gente tiene que llegar al extremo de irse al contacto físico?  ¿Por qué algunos se salen del libreto y usan las armas?  Y lo peor de todo, ¿para qué?

Muchos individuos nunca aprendieron en la casa el valor de respetar a los demás, así de sencillo.  De esos muchos, ninguno sabe usar la boca para hablar bien y ninguno sabe usar el cerebro para pensar antes de usarla.  Y por ahí se empieza.  ¿Han visto y escuchado a gente que de noventa y nueve palabras que pronuncian, cien son groserías y otros improperios?  Si así son, es de imaginarse cómo se expresan de la gente, tanto por el frente como por la espalda.  Y es obvio, hay gente que no soporta bajo ninguna circunstancia ese tipo de detalles.

Y no olvidemos a aquellos, que por el simple hecho del no estar de acuerdo con una opinión, del no gustar de un tipo de música, del no gustar de su forma de vestir o de ser,...

Y en varios escenarios, he visto las más insensatas y feroces peleas.  En algunas he tenido que mediar.  En otras, desafortunadamente he tenido que protagonizarlas porque se meten con las cosas que hago y con las personas que quiero.  Confieso que me arrepiento de la pelea al poco tiempo, sé que es horrible.

¿Y entonces?  ¿Vale la pena irnos a las manos?  ¿Para qué hacerlo?  Nos herimos el alma, nos quedan cicatrices transformadas en rencor.  Y muchos aún portamos rencor, hasta por una palabra o por una actitud fuera de contexto.

¿Y si esa pelea termina con la vida de alguien, o de algunos?  ¿El tiempo que se perderá en la cárcel podrá recuperarse?  Lo dudo muchísimo.  ¿Cuántas almas terminarán heridas y sin una pronta cura por perder a un ser querido de esa forma tan absurda?

¿Cuándo aprenderemos a no llevar al extremo nuestras diferencias?  ¿Cuándo seremos capaces de soportar nuestros propios defectos?  ¿Cuándo aprenderá la gente que no sabe respetar a hacerlo?

Y para finalizar, ¿cuándo aprenderá la gente que cuando uno no torea no debe ser toreado?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si viene aquí a comentar, que sea para eso, no para armar pleitos. Si viene a otra cosa, váyase para su casita y deje que otros que sí tengan voluntad de comentar correctamente lo hagan.