domingo, 22 de marzo de 2015

Otra reflexión.

Nunca entenderé por qué perdonamos a los demás diciéndole simplemente "tranquilo".

Es más, pienso que el decirle "tranquilo" nada más, a una persona que clama desde su corazón misericordia, es darle más larga a ese asunto que en muchas ocasiones ha dañado buenas relaciones, desde la más corta hasta la más duradera.

La verdadera y exacta forma de brindarle a ese corazón arrugado, reflejado en una expresión bastante triste y con los pensamientos bastante revueltos, es comprenderlo.  No justificarle aquel asunto, por supuesto.  Ese corazón noble por naturaleza, busca la paz, no arreglar ese asunto con la sangre hirviendo en su cabeza y en sus extremidades.  Ese corazón noble, sabe del sentimiento de su semejante y quiere decirle muchas cosas de la mejor forma posible.

Si alguien me pidiera perdón así, con el corazón en la mano, me sería imposible mantener algún sentimiento de altivez y de indiferencia causados por tales asuntos.  Ojalá la gente que estuviese en mi entorno conociera que de veras, siento las cosas tal cual, tanto para bien como para mal.

Nunca le diré "tranquilo" a alguien que me pida perdón.  Insisto, eso es echarle leña a la hoguera.

Ayer alguien me dijo eso cuando le dije "perdón", pero eso no significa mucho.  De todas formas, eso es un pequeño paso, considero yo.

Ojalá ese ansiado regalo espiritual, del cual he dado alguna pista aquí, llegue más pronto de lo planeado.  Que así sea.

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