viernes, 27 de marzo de 2015

Viajando por un sueño.

Hoy decidí viajar a Bogotá, luego de recuperarme un poco del trajín de mi evento.  La idea era concretar una propuesta combinada con oferta de trabajo que se había realizado en Anapoima en mi ausencia, pero de la cual supe instantes después, porque realmente me interesa.

Madrugué con algo de nerviosismo, y no pude dormir porque me puse a hacer charla con la persona que me transportó.  Ya llegando a Bogotá, el sueño me traicionó y alcancé a "cabecear" unas cuatro veces.  En el Terminal me desperté completamente, desayuné, hice algo de tiempo y antes de las ocho y media fui a cumplir mi compromiso.

Por poco no me atienden, estaban a pocos minutos de iniciar una reunión importante.  Supliqué para que pudieran atenderme unos minutos y logré ser atendido.  La respuesta fue obvia, me esperaban, pero no hoy.  Comprendí todo e hice el deber de ser más concreto que de costumbre.  Pacté el siguiente encuentro para después de Semana Santa, no sin antes dejar unos puntos en los que se estuvo de acuerdo.

Salí de ahí con alegría y con la ilusión de algo tangible, una respuesta pronta, aunque temporal a toda esta serie de problemas que me han aquejado durante años.  Ojalá todo eso sea realidad.

El resto del viaje consistió en un paseo de salud por Chapinero, observando novedades y cosas así, para llegar a la Piloto, donde realizo mi acostumbrada parada técnica.  Salgo y voy al centro para averiguar por dos encargos que tengo pendientes, ninguno estuvo listo, aunque debo decir que si no es porque no quería tener contratiempos en el regreso -y de paso, quedarme-, podía tener uno de ellos en las manos.  Decidí esperar hasta después Semana Santa para esos detalles.

A casa llegué medianamente temprano y con bastante sueño, pues el cansancio me ganó en la misma Bogotá.  Con los restos estoy escribiendo este texto.

Dentro de mi propia forma de pensar, creo que nunca arriesgo lo suficiente, creo en aquella frase del no montar la bestia antes de ensillarla.  Aún más, con los recuerdos de lo sucedido el pasado Septiembre.  Hoy, demostré que en algún lado, hay una luz de esperanza.  Insisto, ojalá todo eso se convierta en realidad.

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