domingo, 30 de noviembre de 2014

Adiós, Noviembre.

Se vivió y se dejó vivir, así de sencillo.

Fue un auténtico mes para evocar, para recordar cosas buenas y no tan buenas, como esas quince historias que narré a mi modo, recordando ese camino que marcó mi educación básica.
 
Disfruté de mi Concurso de Bandas, la fiesta máxima de mi casa, disponiendo de todo el tiempo que tenía.  Escuché todo lo que podía escuchar, grabé todo lo que tenía que grabar, aún están pendientes algunas cosas por publicar.
 
Me adelanté -aunque realmente lo hice desde Octubre- algo de mi Navidad, comprando cosas para mí.  No tendré un mal fin de año en lo material.

En lo espiritual, trato de superar ese mal trago que me dejó lo sucedido con el Censo Nacional Agropecuario, pero, aún clamo venganza.  Es una pena que la rama judicial haya entrado en paro, porque necesitaba hacer varios trámites, incluso en la misma Fiscalía; tampoco ha ayudado la Personería de La Mesa.  Tampoco mi familia ha ayudado en una solución, ni siquiera algunos conocidos, que -perdonando la expresión- en vez de brindar ánimo me hacen a un lado como si fuera un tipo prepotente.

Tuve días muy buenos y otros muy malos.  Mi padre se preocupó mucho la semana que termina hoy, porque no tuve un buen amanecer ese lunes.  Sufrí más de lo necesario por culpa de un energúmeno que no sabe lo que es respetar a un niño.

Llovió lo suficiente, hizo bastante frío en esta meseta, al igual que demasiado calor gracias al mismo ciclo del agua.  Siendo honesto, me quedo con ese frío, el calor me recordó mucho a Girardot o a Neiva; supe disfrutar estas variaciones del clima.
 
Dos veces pude ver a esa persona, dos veces tuve que "salvarle las papas".  Ojalá se haya dado cuenta que no soy una porquería de persona como lo piensa.  Ojalá tenga algún sentimiento de gratitud.  ¿Diciembre tendrá la respuesta a esas incógnitas morales y espirituales?  Yo sé qué estoy haciendo -pidiendo, para que me entiendan- por ella; ojalá todo lo que se haya propuesto, lo logre.

Llega el mes más nostálgico para mí, espero que no sea un matiz de tristezas, como lo ha sido en estos últimos años.  Dios permita que no lo sea.  Ojalá el regalo que siempre he deseado llegue.

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